Bayamo, siempre de Hatuey y Yara

Este 5 de noviembre, al celebrar los 495 años de su fundación como villa, la ciudad reafirmará su continuo tributo a lo cubano

Sara Sariol Sosa

Quienes tantas veces hurgaron en sus raíces, testimonian que Bayamo nació indio y no español.

La Iglesia y Plaza del Himno son testigos del surgimiento aquí de la nacionalidad cubana.

Según la historia, su fundación como segunda villa española en Cuba está vinculada con el poblado de Yara y el intrépido cacique Hatuey, incinerado vivo en la hoguera por guiar la rebelión de los nativos contra los colonizadores.

Precisamente en esos predios quedó asentado San Salvador, nombrado así por la presunción de los conquistadores de que con la muerte del indio rebelde estaba a salvo la conquista.

Cada obra nueva ha sido construida con gusto y creatividad.

Sin embargo, la barbarie solo consiguió alimentar la leyenda conocida como la Luz de Yara, la cual ha trascendido con dos tesis: una relacionada con la india de igual nombre que asediada por los colonizadores se abrazó a Hatuey en medio de las llamas y al quemarse desprendió un inmenso haz; la segunda sostiene que aquel fulgor aparecido en lo alto por las noches, no era sino el gran cacique guiando aún a los nativos.

La Circunvalación sur favorece la conservación del patrimonio urbano.

Tiempo después la villa fue trasladada al cacicazgo aborigen de Bayamo, presumiblemente establecido por los primitivos 300 años o más antes de la llegada de los españoles.

En opinión de los historiadores el nombre del poblado, con raíz india, responde al arbusto bayamo —hoy conocido como güira o yamagua—, cuya sombra volvía dóciles hasta las fieras más salvajes.

Bayamo —escribió el investigador Aldo Daniel Naranjo— solo fue entonces bautizado forzosamente a la castellana, pues ya existía como población superior y más avanzada a otras de su misma categoría, desprovista de costumbres nómadas, y con conocimientos amplios de la cerámica, la pesca, la agricultura, el uso de plantas medicinales y la construcción de bohíos y caneyes.

La nueva ubicación de San Salvador buscaba aprovechar, entre otras razones, las bondades del río y de tierras ricas en minerales, pero acá como en Yara, continuó repercutiendo su espíritu indio y rebelde, tanto así fue que —se ha escrito— en pleno siglo XVIII de aquel se desprendió el pueblo aborigen de Jiguaní, el cual no fue españolizado de inmediato.

TEA COMO LEGADO

Bayamo ostenta actualmente una tea como el más elocuente signo del ímpetu de sus habitantes; pero ese simbolismo, como algunos piensan, no surgió al calor de nuestras luchas libertarias, fue heredado de aquellos primitivos rebeldes liderados por Hatuey. Se entiende entonces, por qué luego cristalizaron aquí, y no en otra región, importantes acontecimientos épicos, nutrientes de la nacionalidad cubana.

Como se conoce, en 1603 los bayameses tomaron las armas para defender ante los españoles su derecho a la subsistencia a través del comercio de contrabando. Aquí nacieron La Bayamesa, primera canción trovadoresca cubana; La Bayamesa guerrera, hoy nuestro Himno Nacional, y El Cubano Libre, primer periódico genuinamente independentista.

En esta demarcación se fraguó la Revolución cubana, iniciada por Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre 1868; fue convertida en capital de la República en armas diez días después del alzamiento de La Demajagua, y el 12 de enero de 1869, tras 82 días en poder de los emancipadores, sus habitantes avivaron la tea y prefirieron convertirla en cenizas antes de verla nuevamente sometida a España.

En opinión de Ludín Fonseca García, historiador de la Ciudad, esos y tantos otros acontecimientos son el resultado de la interrelación de lo universal y lo regional en el pensamiento de los bayameses, quienes comenzaron a ser identificados por el resto de los habitantes de la Isla como un pueblo que había rebasado la etapa del regionalismo y el localismo, y defendía en sus demandas, las aspiraciones de todos los criollos.

EL BAYAMO NUEVO CON EL MISMO CORAZÓN INDIO

Entre sus múltiples tradiciones, Bayamo ofrece todavía el casabe heredado de la cultura aborigen, y sus hombres y mujeres siguen distinguiéndose por aquel primer mestizaje entre españoles e indios.

Mas, en los últimos años la ciudad propuso nuevos motivos para trascender en el ámbito económico y social. Junto a su patrimonio histórico y cultural edificó nuevas y múltiples obras de beneficio colectivo, con una creatividad exclusiva.

Arturo Pérez, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, asegura que más de 300 obras se acometieron en el último quinquenio, varias de ellas en el sector de la gastronomía, el comercio y otras esferas comprometidas con la alimentación popular.

El movimiento inversionista asumido en ese tiempo, el mayor de toda su historia, dotó a la ciudad de varios teatros, una circunvalación en la zona sur, escuelas militar Camilo Cienfuegos y profesional de Arte, academia de artes plástica, el más bello paseo de Cuba, el único museo de cera del país¼ y un alto sentido de su imagen interior y externa.

A propósito de este cumpleaños, muchas otras obras serán estrenadas o reinauguradas. Pero lo más importante que transcurrirá en el jolgorio de pueblo organizado es el acto de reafirmación de los bayameses a seguir nutriendo lo cubano, desde su inmensa autenticidad.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir