|
La diosa de la guerra
Lianet Arias Sosa y raúl
lópez (fotos)
Dicen que los primeros cañones surgieron en China. Siglos
después, y del otro lado del mundo, los cubanos iniciaron con la
Artillería Terrestre un camino que tuvo en Playa Girón y en misiones
internacionalistas como las de Argelia, Angola y Etiopía, sus más
altos exponentes. En 1960, ante el llamado que hiciera Fidel a los
jóvenes para formar nuevos especialistas, la respuesta fue una
masiva incorporación. Desde entonces, los artilleros tienen, cada 2
de noviembre, un día para homenajear sus gestas.
Los
artilleros colocan en la mira los datos sobre el objetivo y
disparan.
En el terreno, los órganos de exploración determinan la ubicación
del enemigo. Luego transmiten los datos al punto de dirección de
fuego, ubicado en las áreas de espera. Allí aguardan otros
artilleros. Trasladadas las piezas hasta las posiciones indicadas,
con los datos iniciales introducidos en la mira, tratan de batir el
objetivo. El tiro se perfecciona después. Generalmente, en menos de
cinco minutos debe abandonarse el lugar, el tiempo que requieren los
poderosos sistemas satelitales y de exploración del enemigo para
detectar la procedencia del disparo.
Obuses, cañones, morteros y lanzacohetes son sus medios de
combate. Pero los artilleros no solamente exploran, calculan
coordenadas, determinan y colocan en la mira los datos sobre el
objetivo y abren fuego. En la Escuela Interarmas de las FAR General
Antonio Maceo, Orden Antonio Maceo, su preparación es integral.
Estudian matemáticas, táctica, tiro, psicopedagogía militar, arte,
literatura... Los futuros oficiales aprenden a dirigir a un pelotón,
pero también saben valorar una obra teatral, danzaria, plástica o
cinematográfica.
En
la Escuela Interarmas de las FAR General Antonio Maceo, Orden
Antonio Maceo, la preparación es integral.
"Nuestro programa de estudios es muy amplio —señala la cadete
Daniuska Hernández—. Debemos conocer la cultura general de lo
militar y de lo civil, porque vamos a ser jefes, tendremos
subordinados y, como nosotros tenemos dudas ahora, ellos las pueden
tener en un futuro. No solo nos preparamos como artilleros, sino
como cuadros que en las tropas debemos atender los problemas de los
subordinados. Aquí forman un oficial y un ser humano integral."
El teniente coronel Rigoberto López Oberto, jefe de la Cátedra de
Artillería Terrestre, destaca que esa preparación tan completa
existe en todas las especialidades de las FAR: "El teniente
artillero domina la táctica del pelotón, de la compañía, la
artillería y puede también dirigir la infantería. Todos los jefes
militares en el combate, si tienen a su lado a un artillero, se
sienten más seguros".
La
Artillería Terrestre siempre está en la línea de fuego.
Para el cadete Yoerlandy Martínez, el gusto por la especialidad
proviene de los Camilitos. Desde entonces comprendió que la
artillería era la base del poder de fuego de las fuerzas terrestres.
Estudió su papel en los combates de Cuito Cuanavale, en Etiopía... y
hoy la define como un arma decisiva en la guerra.
"Me he percatado a lo largo de dos años ––señala Daniuska–– de
que es principal en las batallas. Siempre está en la línea de fuego.
Se requiere de mucha responsabilidad, de muchos conocimientos para
poder maniobrar con ella."
El Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias dio a los
artilleros una misión especial. Son ellos los que realizan la salva
durante las ceremonias de recibimiento a personalidades extranjeras.
Los disparos que hacen vibrar a la ciudad desde la Fortaleza de San
Carlos de la Cabaña en fechas conmemorativas como el 28 de Enero, el
16 de Abril y el 31 de Diciembre a las 12 de la noche, están
asegurados por los cadetes de esta universidad militar.
Las mujeres también exigen su espacio. Ahí donde el esfuerzo
físico parece impedimento, la voluntad femenina y el apoyo de los
hombres permiten el tránsito. "Nos ayudan cuando salimos al terreno
––es lo más difícil para nosotras––, con el equipo individual, que
son la mochila, el fusil, los cargadores, la bayoneta, la careta
antigás y la cantimplora, pero dentro de la mochila van la capa, la
hamaca... y pesa". Daniuska, sin embargo, aclara que la ayuda es
mutua. Las mujeres son muchas veces el soporte espiritual del grupo.
A los cuatro años de estudios, los cadetes obtienen el grado de
teniente y el título universitario de Licenciado en Ciencias
Militares en su especialidad. Pueden ser jefes de pelotón de fuego,
encargados de llevar a cabo la dirección de las piezas de artillería
y los disparos, o jefes de pelotón de mando, quienes dirigen los
órganos de exploración y el servicio de tiro.
La labor de superación comienza entonces. Los recién graduados, a
medida que obtengan resultados, pueden acceder a cursos para
complementar su preparación. De esta manera, llegan a ocupar cargos
y ostentar grados más elevados en las unidades militares.
Agilidad para tomar decisiones en momentos difíciles, dedicación
al estudio, fuerza de voluntad para alcanzar una meta propuesta,
destreza física y profundos conocimientos del arma, humanismo,
inteligencia, sentido del patriotismo, cultura integral... Todos
estos son aspectos vitales en la formación de un buen oficial de
Artillería Terrestre. No en vano le llaman la "diosa de la guerra".
|
|
|