El presente año será de crecimiento económico para Cuba a pesar
de que el segundo semestre, por el azote de los huracanes, no arroje
los resultados del primero, el cual cerró con un 6%. Así lo confirmó
José Luis Rodríguez, ministro de Economía y Planificación, durante
la última jornada del III Congreso de Economía de la Salud
latinoamericano y caribeño.
El principal reto en estos momentos es la reconstrucción del
país, cuya pérdida inicial se calculaba en 5 000 millones de dólares
y hoy calculamos que será mayor. Solamente el fondo habitacional
sufrió una fuerte destrucción, recordó.
A pesar de ello, ante una pregunta de Granma el titular
esclareció que no nos encontramos en una situación similar a la de
1993, año reconocido por los especialistas como el más duro del
periodo especial, ya que el país se ha fortalecido y cuenta con los
recursos necesarios para enfrentar exitosamente las afectaciones
climáticas severas.
Además, aseguró que no se detendrá el desarrollo de los programas
sociales como el de la construcción de viviendas, junto a la
prioridad para asegurar los alimentos y la rehabilitación del
sistema energético que sufrió daños fuertes.
En materia de alimentos, por ejemplo, hemos aplicado las medidas
necesarias, como el incremento de las siembras de ciclo corto que
junto al aumento de importaciones equilibrará la pérdida de cosechas
y nutrientes, asegurando la comida de la población. Por otra parte,
continuará el subsidio de los alimentos básicos, a pesar de que el
costo de importación se ha triplicado en los últimos ocho años,
superando los 2 000 millones de dólares.
Para enfrentar estos retos —subrayó Rodríguez— es necesario
ajustar los gastos a los recursos disponibles, incrementar la
productividad, diversificar los ingresos externos, trabajar por
sustituir importaciones y trazar una adecuada política inversionista
que priorice en lo inmediato los gastos en la infraestructura para
el desarrollo de la producción.
Según explicó, la crisis financiera actual genera incertidumbre e
inestabilidad en los mercados de productos y divisas, lo cual hace
que el pronóstico, base de la planificación económica, sea un
ejercicio extremadamente complicado, pero no imposible.
Frente a dicha situación y con la certeza de que no va a haber un
cambio de política del gobierno de Washington, cualquiera que sea el
que triunfe en las próximas elecciones, Cuba se prepara para
continuar trabajando, sin importar las dificultades que nos imponga
el bloqueo. También expande los programas del ALBA e intensifica sus
relaciones económicas con países de América Latina como Venezuela y
Brasil, al tiempo que ofrece una perspectiva segura de desarrollo
para todos aquellos que se interesen por un intercambio mutuamente
ventajoso.