La noticia no proviene de Haití ni tampoco de algún país bloqueado
al que se le niegue todo acceso a las modernas tecnologías que
Estados Unidos produce y se pueden utilizar al servicio de la salud
humana.
Es de la nación cuyo gobierno dejó abandonada a su suerte a los
habitantes de Nueva Orleans, cuando fue abatido por el huracán
Katrina en el 2005, y que se negó a aceptar médicos cubanos para que
ayudaran a salvar vidas.
Se trata de un pequeño retrato de la discriminación a que son
sometidos ciudadanos negros, hispanos y pobres en general, en la
nación más rica del planeta.
Un análisis de BBC Mundo relata que en un reciente estudio hecho
por la Escuela de Salud Pública y Medicina Comunitaria de la
Universidad de Washington, y que apareció en la edición de octubre
del Journal of General Internal Medicine, el doctor Héctor
Rodríguez, que dirigió la investigación, dijo que son
"significativas las disparidades étnicas" en el servicio de salud
norteamericano.
Incluso, sugiere que hay discriminación contra los pacientes de
las minorías o las experiencias negativas son atribuibles a
diferencias culturales o de idioma, pero además "uno de cada tres
hispanos no tienen seguro médico", le explicó al mismo medio de
prensa Carmen Ramos, directora ejecutiva de la campaña Celebra la
vida con salud.
El doctor Rodríguez recomienda que para superar estas
disparidades se deben hacer grandes esfuerzos por mejorar la calidad
del servicio en los centros de atención primaria localizados en
comunidades con alta concentración de minorías.
Advierte, sin embargo, que muchas veces estos centros de salud
están, precisamente, en lugares donde no hay suficientes médicos y
muchos de sus pacientes no tienen seguro.
Coincide esta información llegada desde la capital
estadounidense, con la celebración en Cuba de un encuentro con
jóvenes egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM)
donde graduados de decenas de países muestran su orgullo de servir
como galenos en los más apartados lugares de la geografía. (Elson
Concepción Pérez)