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Rusia fortificará sus fuerzas nucleares estratégicas como respuesta
al emplazamiento de elementos del sistema de defensa antimisil (DAM)
de Estados Unidos en Europa, advirtió hoy una fuente militar.
En tal situación la Federación rusa no disimulará como si no
ocurriera nada, enfatizó el primer vicejefe del Estado Mayor de las
Fuerzas Armadas, teniente general Alexander Burutin.
Consideró legítimas las medidas para revertir las amenazas que
provienen del DAM. Moscú sostiene que el proyectado escudo antimisil
es un potencial peligro para la seguridad nacional.
El alto mando ruso afirma que los componentes del DAM, previstos
en territorio de Polonia y República Checa, van enfilados a
debilitar el poder de disuasión de este país.
Burutin se refirió a los planes de fortalecimiento de las fuerzas
estratégicas nucleares y al programa de modernización del Ejército,
con prioridad en un respaldo al potencial disuasorio de Rusia.
Mencionó pasos concretos en cuanto al perfeccionamiento de las
posibilidades de las agrupaciones estratégicas para contrarrestar
cualquier sistema de defensa antimisil.
Se tomarán en cuenta, precisó Burutin, las potencialidades de las
bases de cohetes interceptores que instalará el Pentágono en Polonia
y de la estación de radiolocalización en territorio checo.
Advirtió que Moscú podría renunciar a una serie de compromisos
internacionales y a acuerdos concernientes a una reglamentación de
la actividad militar.
Puntualizó, empero, que con la amplia lista de medios y métodos
que existen para reducir las amenazas a su seguridad, Rusia aboga
por una solución diplomática de los problemas.
Subrayó así la voluntad del Kremlin de reactivar los mecanismos
para conciliar convenios internacionales en materia de reducción de
armas de destrucción masiva y sobre la no proliferación de misiles y
de la tecnología coheteril.
De momento no se han fijado nuevas rondas de consultas entre
Rusia y Estados Unidos, pese a la manifiesta intención de Moscú y de
Washington de proseguir las pláticas hasta llegar a un nivel de
consenso entre las partes.
El secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, dejó en
claro esta semana que la Casa Blanca al cambiar de mando no revisará
dichos planes, cuya ejecución está prevista de 2011 a 2013.