En semanas anteriores fueron varias las ocasiones en que con
igual pretexto de lucha contra Al Qaeda, los militares del Pentágono
atacaron poblados civiles en Paquistán.
En ambos casos, aviones, helicópteros y soldados estadounidenses
cruzan fronteras, ya sea desde Iraq hasta Siria o de Afganistán
hasta Paquistán, y allí cometen verdaderas masacres a civiles,
niños, ancianos, mujeres¼
Se trata de una no tan nueva práctica de terrorismo, que en el
desespero de sentirse derrotados en dos guerras impuestas, aplica en
su apetito belicista, una administración de salida en la Casa
Blanca.
El último de estos actos ocurrió en territorio de Siria, un país
al que Estados Unidos ha querido involucrar en el conflicto iraquí,
además de incluirlo en la lista de la denominación "bushista" de
"oscuros lugares".
Una verdadera cacería humana de civiles resultó la incursión de
cuatro helicópteros con soldados yankis, que, provenientes del
vecino Iraq ocupado, cruzaron la frontera siria, aterrizaron en la
aldea Abu Kamal, y al mejor estilo del oeste hollywoodense, entraron
disparando al edificio donde habitaban familias indefensas.
Desde la capital del imperio, las únicas informaciones
disponibles calificaban cínicamente de "un éxito" la operación que,
según Washington, terminó con la vida de Abu Ghadiyah, un alto
miembro de Al Qaeda.
Siria condenó el ataque, al que consideró "una agresión
terrorista" contra su país. El canciller, Walid Muallem, dijo que en
la masacre en la población de Abu Kamal, a ocho kilómetros de la
frontera con Iraq, murieron ocho civiles desarmados.
Un oficial norteamericano que prefirió no identificarse, comunicó
a la prensa que solo perecieron personas que las fuerzas de
Washington consideraban una amenaza para su país y que eran el
blanco del ataque.
Es decir, no fue por error, sino que siempre el objetivo marcado
para ametrallar era el edificio donde habitaban los civiles.
El hecho hace recordar que también fue la supuesta lucha contra
Al Qaeda la que empleó Bush en su invasión y ocupación, primero de
Afganistán y luego de Iraq.
En el caso iraquí la única cosecha sangrienta de la
administración estadounidense es la responsabilidad directa en la
muerte de más de un millón de muertes de civiles en cinco años y
medio.
En tierra afgana, aunque las informaciones son más incompletas,
suman miles las personas masacradas. A ellos debe agregarse ahora
los que son despedazados por las bombas dejadas caer desde aviones
yankis sin piloto en la vecina Paquistán, que ya son más de 300.
En el caso iraquí, y de acuerdo con una investigación de la
encuestadora británica Opinion Research Business (ORB) del presente
año, "los resultados del estudio confirman el dato anterior acerca
de más de un millón de ciudadanos muertos por la invasión y
ocupación iniciada en el 2003".
Un último estimado de 1,2 millones de víctimas fatales, fechado
en julio del 2008, incluye niños, padres, abuelos, bisabuelos,
taxistas, clérigos, maestros, obreros industriales, policías,
poetas, personal de la salud, proveedores de alimentación diaria,
operarios de la construcción, niñeras, músicos, panaderos,
trabajadores gastronómicos y muchos más. Toda una variedad de gente
común que ha perdido la vida porque EE.UU. decidió invadir su país.
El terrorismo impuesto por Bush y su administración traspasa
fronteras y se adentra en aldeas de campesinos o viviendas de
humildes pobladores, como los que fueron muertos en tierra siria o
paquistaní.