El propósito de la política de EE.UU. con el bloqueo a Cuba ha
sido, desde su implantación hace mas de tres décadas, imponerle a este
pequeño país su voluntad mediante la coerción y la fuerza, a despecho
de las normas del derecho internacional y en contra de la voluntad y
decisión del pueblo cubano de defender su soberanía y el derecho a la
autodeterminación. No han logrado su propósito, pero sin dudas, han
causado considerables daños a la economía y al pueblo cubano.
Esta política no es nueva. La ambición de EE.UU. de dominar a Cuba,
e incluso de anexarla, se remonta al siglo pasado, y fue defendida
como política de Estado por Thomas Jefferson, James Madison y John
Quincy Adams. Se consideraba a Cuba como "la fruta madura" que por su
cercanía geográfica debía caer finalmente en manos de EE.UU.
A finales del pasado siglo, EE.UU. intervino en la Guerra
Hispano-Cubana y al quedar derrotada España, asumió la gobernación de
la Isla, permitiendo su independencia formal en 1902, sólo después de
establecer la Enmienda Platt que le otorgaba el derecho de
intervención en Cuba.
Posteriormente, se firmó el Tratado de Reciprocidad Comercial de
1903, que prácticamente abrió el mercado cubano a los productos
norteamericanos, sin competencia. En 1934, se acordó un nuevo Tratado
de Reciprocidad Comercial que abrió aún más el mercado cubano a los
productos norteamericanos, ampliando el margen de preferencia
arancelario a favor de EE.UU.
Las inversiones de capital norteamericano en la isla se
multiplicaron y Cuba se convirtió, de hecho, en una colonia económica
de los EE.UU. En 1959, estas inversiones superaban los 1000 millones
de pesos, ocupando Cuba uno de los primeros lugares en la inversión
norteamericana en América Latina.
Los EE.UU. implantan el bloqueo económico a Cuba a escasos meses
del triunfo de la Revolución Cubana, cuando recién comenzaban a
aplicarse medidas nacionalistas y de defensa de los intereses
populares.
La naturaleza inhumana de este bloqueo impuesto al pueblo de Cuba
se hace más evidente cuando se examinan las condiciones
económico-sociales existentes en la sociedad cubana de entonces,
heredadas de regímenes anteriores y que las nuevas autoridades se
empeñaban en superar, como se desprende de las siguientes
informaciones tomadas de fuentes oficiales, informes e investigaciones
de especialistas de EE.UU. y de instituciones de la Iglesia en Cuba en
los años previos al triunfo revolucionario.
En 1957, la población cubana era 6.2 millones de personas, de las
que 4.1 millones se encontraba en edad laboral. De ellas, 1.8
millones, o sea, el 45% estaba empleada y la ocupación, incluyendo
empleos parciales, alcanzaba el 65%, por lo que unas 738 mil personas
en edad laboral carecían de empleo. De las 194 mil mujeres que se
declaraban como ocupadas, el 75% lo hacía en labores domésticas.
Aún cuando el salario mínimo oficial establecido para los
trabajadores era de 80-85 pesos mensuales en áreas urbanas y 75 pesos
en áreas rurales, la realidad era que el 75% de los trabajadores
urbanos percibían menos de la mitad del salario. La situación en áreas
rurales era aún más crítica. El sector agrícola empleaba el 47.4% de
la población.
En el país existía una alta concentración y diferenciación del
ingreso. El 50% de la población con rentas bajas percibía el 10.8% de
los ingresos, mientras que el 5% con entradas altas, recibía el 26.5%
de estos. Un reducido número de personas y empresas, principalmente de
intereses de EE.UU., poseían las industrias existentes en el país,
cuyo mayor peso era la industria azucarera, así como eran dueños del
transporte, los recursos minerales, etc. y la mayor parte de la
tierra.
El 75% del área agrícola era controlada por unos 25 mil
terratenientes y de ellos. el 10% concentraba el 45% de la tierra,
mientras que, por otra parte, existían unas 200 mil familias
campesinas de las cuales, vivían en condiciones de extrema pobreza
unas 140 mil familias .Había mas de 600 mil obreros agrícolas y unos
100 mil obreros azucareros. El 64% de los agricultores no eran
propietarios de las tierras que trabajaban y se veían obligados a
pagar renta.
En 1958, más de 2 millones de personas en Cuba eran analfabetas o
semianalfabetas. El 23.6% de la población mayor de 10 años y en áreas
rurales alcanzaba el 4l.7%; más de 600 mil niños no disponían de
escuelas, mientras que el 58% de los maestros estaban desempleados.
Solo el 45.9% de los niños en edad escolar estaban matriculados; el
50% de ellos no asistían a clases y solo el 6% llegaba al 6to grado,
mientras que el nivel escolar en mayores de 15 años era inferior a
tres grados.
El 51.4% de la población vivía en zonas urbanas. En la capital, La
Habana, residía el 20.7% de la población y contaba con 13 barrios
marginales en que se concentraba el 8% de la población capitalina.
Entre las zonas urbanas y rurales y, en particular, entre la capital y
el resto del país existían sustanciales diferencias en las
posibilidades de empleo, educación, salud y, en general, en el nivel y
condiciones de vida de la población.
En la esfera de la salud, la capital de la República de Cuba
concentraba el 61% de las camas de hospital y el 65% de los médicos.
El país contaba con 6500 galenos para una cobertura de 1067 habitantes
por médico. En La Habana ésta era de 361 habitantes y en el resto 2378
habitantes por médico. En zonas rurales existía un solo hospital y
solo el 18% de la población recibía atención médica gratuita.
La esperanza de vida se estimaba en 62.3 años; la mortalidad
infantil alcanzaba tasas de 60 por 1000 nacidos vivos y la materna
índices de 118 por 10000. La tasa de mortalidad por gastroenteritis
era de 41.2 por cien mil y la de tuberculosis 15.9 por cien mil. En
zonas rurales, el 36% de la población padecía de parásitos
intestinales, el 31% paludismo, el 14% había padecido o padecía de
tuberculosis y el 13% de tifoidea. Adicionalmente, las condiciones de
alimentación en zonas rurales eran críticas, donde solo el 4% de la
población consumía carne, menos del 1% pescado, 2.1% huevos, 11.2%
leche y 3.4% pan, consistiendo la dieta básica en arroz, frijoles y
tubérculos.
En la vivienda, el 22% en áreas urbanas poseía instalaciones de
agua y, en áreas rurales, solo el 8.1%. Solo el 10% de las viviendas
rurales disponía de electricidad. Alrededor del 46.6% de las viviendas
del país se encontraba en estado ruinoso, 75.2% en áreas rurales. Solo
el 33% de las viviendas del país eran de mampostería y el 42.8%, en
áreas urbanas, disponía de instalaciones sanitarias de uso exclusivo.
La producción nacional respondía casi exclusivamente al perfil
mono-exportador azucarero, con una estructura productiva carente de
integración, por lo que el país dependía, en gran medida de la
importación, para el funcionamiento de la economía.
El comercio exterior tenía una alta concentración en el mercado
estadounidense, (64.5% de las exportaciones y 73.5% de las
importaciones como promedio en los años 1954-58) consecuentemente,
dependía de este mercado en cuanto a los ingresos en divisas,
tecnología, equipos, piezas de repuesto, combustibles, materias
primas, bienes industriales y alimentos. Prácticamente todo el
equipamiento existente en el país procedía de EE.UU.
Una ruptura abrupta de los vínculos económicos tradicionales de
Cuba con los EE.UU., como fue el bloqueo impuesto por este país a
Cuba, supondría hacer colapsar la débil economía cubana.
(Extractos de "Antecedentes del Bloqueo económico")
Tomado de
www.cubavsbloqueo.cu