¿Esta es la casa de la reina?, preguntó Antonio Guiteras cuando
llegó al No. 33 de la calle Calzada, en La Habana.
Delia Echeverría Acosta había sido elegida Reina de Belleza de la
Universidad de La Habana en 1934. Su vivienda disponía de
condiciones óptimas, y el líder de la Joven Cuba, junto a otros
amigos, la utilizó como refugio en la lucha clandestina.
De allí partió Guiteras hacia el Morrillo el 7 de mayo de 1935.
Ese día, ayudado por Delia, el joven preparó el equipaje y marcharía
a México para organizar el movimiento insurreccional contra el
régimen batistiano.
Después del golpe militar de Batista en 1933, Delia integró la
Joven Cuba. La Doctora en Farmacia y profesora de Música participó
en las actividades del estudiantado universitario, fue fundadora del
Directorio Estudiantil femenino de la Universidad de La Habana y
asistió como delegada al Segundo Congreso Nacional de Estudiantes.
Como integrante de la sociedad femenina exigió los derechos de la
mujer.
En julio de 1935 viajó a México con un mensaje para el Comité
Insurreccional de la organización.
A su regreso fue detenida y acusada de actividades subversivas
contra la dictadura batistiana. El Tribunal de Urgencia la condenó a
seis meses de cárcel.
En 1936 se involucró en la lucha clandestina contra la segunda
dictadura de Batista, pero, hostigada por las fuerzas del Buró para
la Represión de Actividades Comunistas (BRAC), viajó a México.
En 1959 representó a Cuba en el I Congreso Latinoamericano de
Mujeres en Chile. Al año siguiente fue elegida vicepresidenta de la
Federación de Mujeres Cubanas, por su obra revolucionaria recibió
las órdenes Mariana Grajales y Ana Betancourt. Hoy la recordamos en
el centenario de su natalicio, como una mujer comprometida en dos
tiempos.