Insólitas barreras al desarrollo científico

Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu

La agudización de las acciones punitivas para obstaculizar el desarrollo científico de Cuba e impedir cualquier tipo de intercambio entre nuestros especialistas y sus colegas norteamericanos, volvió a figurar este año entre los efectos adversos más evidentes del bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto por el gobierno de los Estados Unidos.

El Censa se ha visto impedido de adquirir productos para el trabajo de sus laboratorios.

Todas las esferas de este vital sector, incluido el acceso a equipos de avanzada tecnología, información especializada, softwares, la protección del entorno, y hasta la publicación de trabajos en revistas internacionales de impacto, se han visto seriamente perjudicadas por tan irracional política.

Entre las principales afectaciones, Jorge Luis Fernández Chamero, director de Colaboración Internacional del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, indicó cómo ha sido imposible comprar algunos productos del fabricante AMERSHAM BIOSCIENCES, perteneciente a la compañía General Electric, para un equipo instalado en el Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA), que se utiliza en el procesamiento de muestras en el diagnóstico de la Influenza Aviar.

A pesar de lograr tres contratos con diferentes proveedores, la operación comercial no pudo concretarse porque la General Electric los desautorizó al detectar que el pedido era para Cuba.

Debido a esa genocida práctica el país se vio privado de adquirir determinado equipamiento especializado que condujo al cierre total del Laboratorio de Técnicas Nucleares del Instituto de Investigaciones Agropecuarias Jorge Dimitrov.

La inactividad de la instalación impide acometer con la calidad requerida los estudios dirigidos a obtener nuevas variedades de plantas resistentes a las condiciones del suelo y el clima cubanos, una de las vías para incrementar los rendimientos agrícolas en cultivos de importancia económica. Por esta causa hemos tenido que buscar en el exterior semillas híbridas a costos elevados, lo cual encarece grandemente la producción de alimentos.

También resulta imposible adquirir en Estados Unidos los equipos para la certificación de gabinetes de Seguridad Biológica y su calibración, así como aparatos de protección radiológica y los destinados a dar respuesta a las posibles emergencias en esta esfera.

La compra de insumos para el trabajo de los inspectores ambientales —por ejemplo GPS y analizadores de gases y de residuales—, se ha encarecido al obtenerlos por terceros países.

Chamero denunció que Cuba no ha podido pagar su cuota anual por ser miembro de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, al subordinarse a las restricciones del bloqueo los bancos suizos Credit Suisse Bank y el UBS. Además, hubo que celebrar en México el taller Cuba-Estados Unidos de Identificación de temas de cooperación en la esfera ambiental, porque las autoridades norteamericanas impidieron hacerlo en alguno de los dos países.

El brutal cerco llega a extremos insólitos al denegar el acceso de instituciones nacionales a importantes bases de datos, como la SpringerLink, convertida hoy en el proveedor en línea más completo del mundo en información científica, técnica y médica, y a la Science Citation Index, considerada el repertorio más importante para conocer la producción intelectual de los autores de cualquier país.

Mientras aumentan los daños y perjuicios provocados por el genocida bloqueo, un reciente editorial de la prestigiosa revista norteamericana Science acaba de pronunciarse por iniciar una nueva era de cooperación científica entre Cuba y Estados Unidos, que beneficie a ambos pueblos.

 

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