Comunicaciones
recibidas del Frente No. 2 Frank País informaban la posibilidad de
que la zona de Nicaro, donde están instaladas las plantas de níquel
del gobierno americano se convirtiera en campo de batalla.
Hace tres días, la dictadura, sorpresivamente, sin que hubiera
motivo militar alguno, retiró las tropas que tenía destacadas en
aquel punto. Siguiendo la práctica acostumbrada, los rebeldes
tomaron inmediatamente el territorio abandonado por el enemigo,
ofreciéndoles a los empleados y funcionarios de la planta completas
garantías para seguir operando.
Pues bien: en el día de hoy, el mando rebelde interceptó una
orden del coronel Ugalde Carrillo, disponiendo que sus fuerzas
desembarcaran de nuevo en la Nicaro, lo que va a producir
inevitablemente un choque.
Todo esto forma parte de una maniobra de Batista, en complicidad
con el embajador Mr. Smith y varios funcionarios del Departamento de
Estado Americano para propiciar la intervención de Estados Unidos en
la guerra civil de Cuba.
La dictadura en su desesperación está tratando de producir un
incidente grave entre los rebeldes y los Estados Unidos.
El primer intento tuvo lugar a principios de julio, cuando el
Estado Mayor de la dictadura, de acuerdo con Mr. Smith, retiró sus
tropas del acueducto de Yateritas que abastece de agua la base naval
de Estados Unidos en Caimanera y solicitó de las autoridades allí
radicadas el envío de soldados a ese punto del territorio nacional
para protección del acueducto. Batista y Mr. Smith pretendían buscar
un choque entre marinos norteamericanos y rebeldes.
Una gran campaña de opinión en toda la América, la actitud
responsable y serena de las fuerzas rebeldes frente a aquella
provocación evidente y las gestiones del Frente Cívico
Revolucionario propiciaron una solución diplomática del problema.
Los marinos norteamericanos se retiraron sin incidente alguno. Un
hecho intrascendente, ocurrido en días pasados de modo fortuito,
vino a dar aliento a la conjura de la Embajada Americana y la
dictadura de Batista contra la soberanía del país. Dos
norteamericanos y siete cubanos que trabajan en la Texaco se
encontraron en el camino con una emboscada de patriotas cubanos que
esperaban el avance de fuerzas enemigas. Por motivos estrictamente
de seguridad, tanto para dichos empleados como para nuestras
fuerzas, los tripulantes del vehículo fueron retenidos y trasladados
a lugar seguro; no porque fuesen norteamericanos o cubanos sino
sencillamente porque cuando una emboscada es descubierta por civiles
y estos no la denuncian inmediatamente a las fuerzas de la tiranía,
para evitar que caigan en la emboscada, la dictadura toma
represalias contra ellos; si por el contrario los civiles denuncian
nuestra posición, ésta puede ser rodeada por fuerzas superiores y
atacada. Es por eso que en estos casos se retiene a los civiles en
algún lugar seguro, por razones de seguridad tanto para nuestra
tropa como para ellos, por el tiempo que dure la operación. No se
puede llamar secuestro a ese acto; nadie fue a detener a esos
empleados a sus trabajos; no se exigió absolutamente nada a cambio
de su libertad y fueron tratados con todas las consideraciones. Eso
fue sencillamente lo que ocurrió. Se les puso en libertad tan pronto
el comandante de la columna retiró las fuerzas nuestras del camino.
Pues bien: aprovechándose inmediatamente de este incidente, como
quien está buscando el menor pretexto para inmiscuirse en los
asuntos internos de Cuba, Lincoln White, vocero del Departamento de
Estado norteamericano, formuló unas declaraciones insultantes para
los patriotas y que encierran en su contenido una amenaza abierta
contra la integridad de nuestro territorio y la soberanía de nuestro
Pueblo.
La dictadura de Batista ha asesinado a más de un ciudadano
norteamericano. Ha detenido y hasta golpeado periodistas de ese
país. Sin embargo, el Departamento de Estado ha guardado silencio
frente a esos hechos, no informando de ello a la opinión pública
norteamericana. Bastó en cambio este simple incidente para que
Lincoln White lanzara una serie de amenazas y acusaciones contra el
Movimiento 26 de Julio.
Simultáneamente se produce el abandono por parte de las fuerzas
de la dictadura, del poblado de Nicaro y tres días después cuando
los patriotas han ocupado dicho territorio la dictadura ordena a sus
tropas desembarcar de nuevo.
Ahora están tramando escenificar una batalla en el mismo terreno
donde están enclavadas las plantas de níquel del gobierno de Estados
Unidos donde puedan derivarse daños materiales a las mismas y buscar
un pretexto al envío de tropas norteamericanas. Es un plan similar
al que se fraguó con el acueducto de Yateritas.
Queremos denunciar estos hechos ante la opinión pública de los
Estados Unidos y de América Latina. Es la peor traición que pueda
cometer un gobernante con su propia patria.
¿Por qué las fuerzas de la dictadura abandonaron las plantas de
la Nicaro si no estaban siendo atacadas allí por los rebeldes?
¿Por qué ha ordenado de nuevo un desembarco en dicho punto? ¿Qué
relación tienen estos hechos con las agresivas declaraciones de
Lincoln White?
El mando rebelde no ha estado nunca animado por sentimientos de
animadversión ni hostilidad hacia los Estados Unidos. Cuando un
grupo numeroso de ciudadanos norteamericanos fueron retenidos al
norte de la provincia de Oriente a fin de que pudieran contemplar
los efectos de los bombardeos a la población campesina con bombas y
aviones de procedencia americana, este mando tan pronto conoció el
problema ordenó la inmediata entrega de dichos ciudadanos a las
autoridades de su país por considerar que no debían ser molestados
por los errores de su gobierno.
Cuando di esa orden se encontraba presente en la Sierra Maestra
un periodista norteamericano, que la trasmitió inmediatamente a las
agencias cablegráficas. El incidente último con dos ciudadanos de
ese país fue puramente fortuito y por las razones antes explicadas.
La presencia de los siete cubanos retenidos en compañía de ellos, es
prueba de que no lo inspiró ningún motivo de nacionalidad. Si
Lincoln White califica de atentado a las normas civilizadas la
retención de dos compatriotas suyos, que fueron tratados con toda
decencia y puestos en libertad tan pronto cesó el peligro, para
ellos y para nuestros soldados, ¿cómo calificar la muerte de tantos
civiles cubanos indefensos asesinados con las bombas y los aviones
que el gobierno americano envió al ejército del dictador Batista?
Los ciudadanos cubanos, señor White, son seres humanos igual que los
ciudadanos norteamericanos, sin embargo, jamás ha muerto un
norteamericano con bombas ni aviones cubanos. Usted no nos puede
acusar a los patriotas cubanos de esos actos; en cambio nosotros sí
podemos acusarlos a usted y a su gobierno.
La guerra que está sufriendo hoy nuestra Patria ocasiona pérdidas
y molestias no solo a los ciudadanos norteamericanos sino a todos
los residentes del país. Pero esta guerra no es culpa de los cubanos
que queremos recobrar nuestro sistema democrático y nuestras
libertades sino de la tiranía que hace siete años oprime nuestra
patria, que ha contado sin embargo con el apoyo de los embajadores
norteamericanos.
Nuestra conducta está expuestas a la luz pública. En el
territorio liberado por nuestras fuerzas no hay censura. Los
periodistas norteamericanos nos han visitado infinidad de veces y
pueden hacerlo cuantas veces lo deseen para informar libremente a la
opinión pública de ese país nuestra actuación; porque la única
fiscalización que toleramos de nuestros actos y de nuestra libre
determinación es la de la opinión pública de nuestro pueblo y del
mundo entero.
Bueno es advertir que Cuba es un país libre y soberano; deseamos
mantener con los Estados Unidos las mejores relaciones de amistad.
No queremos que entre Cuba y los Estados Unidos surja nunca un
conflicto que no se pueda resolver dentro de la Razón y el Decoro de
los Pueblos. Pero si el Departamento de Estado Americano continúa
dejándose arrastrar por las intrigas de Mr. Smith y Batista e
incurre en el error injustificable de llevar a su país a un acto de
agresión contra nuestra soberanía la sabremos defender dignamente.
Hay Deberes con la Patria que no se pueden dejar de cumplir cueste
lo que cueste. A un país grande y poderoso como los Estados Unidos
no lo honran las palabras y amenazas que entrañan las últimas
declaraciones de usted. Las amenazas tienen virtualidad entre la
gente cobarde y sumisa, pero no la tendrán jamás con los hombres que
estén dispuestos a morir en defensa de su Pueblo.