PARÍS.— 
			Setenta y nueve años después del 24 de octubre de 1929, el célebre 
			"jueves negro", las plazas financieras de todo el mundo reviven este 
			24 de octubre del 2008 la pesadilla de una crisis financiera que ha 
			ido contaminando progresivamente toda la economía.
			El jueves 24 de octubre de 1929 la Bolsa de Nueva York se hunde 
			al no encontrar comprador 13 millones de acciones. El 24 de octubre 
			del 2008, los mercados se derrumban una vez más, acumulando 
			pérdidas, en la mayoría de los casos, superiores al 45% desde 
			comienzo del año.
			El 24 de octubre de 1929 estuvo marcado por el pánico de los 
			inversores. A media jornada, el índice Dow Jones Industrial Average 
			(DJIA) perdía ya 22,6%. Según la leyenda, al final de la mañana ya 
			se habían suicidado 11 especuladores tirándose al vacío desde los 
			rascacielos de Manhattan.
			Wall Street consigue sin embargo recuperarse y cerrar la sesión 
			con una pérdida de solo el 2,1%, gracias a la intervención de varios 
			bancos, que compran acciones masivamente. Pero el respiro dura poco, 
			porque Wall Street vuelve a desplomarse el 28 y 29 de octubre. Ese 
			mes sus pérdidas totalizan un 30% y en noviembre la Bolsa de Nueva 
			York pierde un 50% más.
			El 24 de octubre del 2008, el crac que golpea las plazas 
			financieras desde mediado de septiembre se desarrolla en el silencio 
			de unas salas informatizadas, aunque traumatizadas por más de un mes 
			de crisis bursátil. Desde comienzos de octubre, las pérdidas del Dow 
			Jones superan el 20% y se acercan peligrosamente al 40% desde el 
			inicio del año.
			El 24 de octubre de 1929 marcaba el comienzo de una crisis que 
			iba a paralizar la economía mundial durante los cuatro siguientes 
			años.
			Y con todo, nada parecía presagiar ese "jueves negro". Los años 
			veinte habían sido florecientes para la economía estadounidense, 
			aupada por el alza de los beneficios de las empresas y la subida de 
			las acciones, que permitieron a los especuladores enriquecerse 
			rápidamente.
			Pero tras la jornada fatídica en Wall Street, la recesión hunde 
			la economía estadounidense en la primavera de 1930 y genera, 
			sucesivamente, una fuerte reducción de la producción, quiebras y un 
			paro masivo.
			En octubre del 2008, 79 años más tarde, el ex presidente de la 
			Reserva Federal estadounidense, Alan Greenspan, elogiado años antes 
			por su política monetaria flexible y generadora de crecimiento, no 
			duda en hablar de "tsunami" financiero para describir la situación, 
			y se dice sorprendido por la amplitud de la crisis.
			La economía estadounidense solo consigue salir de la crisis de 
			1929 con una política de gasto público y de intervención 
			gubernamental en la vida económica, con el "New Deal" del presidente 
			Franklin D. Roosevelt concebido en 1933.
			Como entonces, en octubre del 2008, vuelven a ser los poderes 
			públicos los que mantienen en pie unos bancos hundidos a base de 
			miles de millones. (AFP)