Actualizado 3:30 p.m. hora local

El sabor de una sonrisa

Por YOJAMNA SÁNCHEZ y ANA ESTHER ZULUETA

Verla feliz es lo que pretendíamos y lo logramos, dijo emocionado el mago Adonay, de la carpa Fantasía de CIRCUBA, cuando actuó de forma exclusiva para la niña Yannalia Castillo Cabrera.

La niña de cuatro años reside en una comunidad rural de la Isla de la Juventud hasta donde llegó parte del elenco artístico de la carpa Fantasía de CIRCUBA, que durante un mes se presenta en este municipio a propósito del proceso de recuperación en el territorio después de Gustav.

Le traje un acto bien preparado para que ella se divirtiera y pude apreciar que solamente con nuestra presencia se emocionó mucho, dijo mientras miró de soslayo a la pequeña aquejada de Ictiosis, una enfermedad genética, reconocida por la resequedad en la piel y en el lagrimar.

Cerca de una vaquería del poblado Ciro Redondo se encuentra la casa de Yannalia, quien rió entusiasmada mientras disfrutaba del espectáculo, en el cual intervinieron además seis jóvenes acróbatas del grupo Los Kemer, todos recién egresados de la Escuela Nacional de Circo.

No podíamos dejar de venir cuando nos enteramos del caso de la pequeña, porque en otras provincias hemos visitado niños con enfermedades raras, apuntó el artista circense en nombre de sus colegas, que por estos días se presentan en diferentes escenarios del territorio.

Yuneiki y Rigoberto, padres de la niña, agradecieron el gesto que iluminó el rostro.de la niña, quien duerme con los ojos abiertos, sus lágrimas son artificiales y se aplica cloranfenicol en los ojos para evitar cualquier tipo de bacteria, tampoco suda, cuando hace calor la piel se enrojece y afiebra por lo que se baña a menudo.

Al llegar se me aguaron los ojos... Es muy triste ver estos casos... expresó conmovido Adonay, quien con su magia tornó el escenario habitual de la pequeña en la panacea de la fantasía al saborear la sonrisa de Yannalia.

Álido Díaz Lorenzo, coordinador de la carpa, fue quien proporcionó esta dicha a la niña que iluminó sus ojos verdes, ahora más expresivos cuando los acróbatas desafiaron el peligro o el mago Adonay desaparecía entre las manos una moneda. (AIN)

 

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