Vivenciar o presenciar un acontecimiento desastroso provoca una
serie de secuelas psicológicas que es importante identificar,
explicaron expertos reunidos hoy en la capital cubana.
Las personas víctimas de un desastre sufren diferentes pérdidas,
hogar, trabajo, salud física, e incluso a su familia o algunos
miembros de la misma, provocando además trastornos de la estabilidad
emocional, los que pueden ir desde depresión severa hasta posibles
psicosis.
Es necesario reconocer las reacciones que pueden aparecer tras
una catástrofe y así brindar atención y apoyo psicológico lo más
rápido posible, según las condiciones existentes para el
ofrecimiento de dicho servicio, indicaron especialistas en la V
Conferencia Internacional de Psicología de la Salud (PSICOSALUD
2008).
Huracanes, terremotos, incendios, conflictos armados, los
desastres no son solamente fenómenos físicos que arrancan vidas y
dañan la propiedad, ya que cuando golpean una comunidad las personas
experimentan fuertes emociones, agregaron.
Estos efectos psicológicos no son visibles u obvios como la
destrucción de casas, por ejemplo, aunque la recuperación de las
consecuencias psicológicas y emocionales puede tardar más tiempo que
el trato con las pérdidas materiales, acotaron.
De ahí que las instituciones de salud y sus especialistas juegan
un reconocido papel en la implementación de estrategias integrales
para la atención de los aquejados, manifestaron.
Más de 500 delegados participaron en la conferencia, que concluye
hoy en el Palacio de Convenciones de la Habana, de ellos 250
extranjeros de una decena de naciones.