Maurice Bishop

Símbolo de honestidad revolucionaria

Aida Calviac Mora

El asesinato del 19 de octubre de 1983, más que al hombre, apuntaba a cortar de raíz el movimiento de transformaciones sociales y económicas que había emprendido Maurice Bishop en Granada. Además de los planes para elevar la calidad de vida de su pueblo, el primer ministro granadino sumaba a sus "pecados" las estrechas relaciones con Cuba, Nicaragua, la Unión Soviética y otras naciones, y la declarada adhesión a los principios del Movimiento de Países No Alineados, en fin, su abierto antimperialismo.

Granada no se encuentra situada en el patio trasero ni en el lago privado de nadie, había expresado.

Bishop al frente del movimiento de la nueva Joya, encabezó en marzo de 1979 el derrocamiento del régimen de Eric Gairy para impulsar un Gobierno por el rescate de la dignidad granadina. En poco más de cuatro años, el desempleo disminuyó de manera ostensible y se desarrollaron exitosos programas educativos, de salud pública y agricultura. Bajo su administración, Granada alcanzó su más alto nivel económico, político y cultural.

Desde su arribo al poder, Estados Unidos puso en práctica campañas propagandísticas y presiones económicas y políticas contra la nación caribeña. Incluso apoyó intentos de invasiones mercenarias dirigidas por el cabecilla Gairy. planeó y financió operaciones de sabotajes, también atentados terroristas contra el pueblo y sus principales dirigentes granadinos.

El golpe de Estado contra el líder del Movimiento de la Nueva Joya, fomentado desde Washington y dirigido por el general Hudson Austin y el viceprimer ministro Bernard Coard, concretaba las ansias de eliminar a un Primer Ministro que había ratificado la política independiente de Granada, y que denunciara más de una vez las amenazas de una agresión por parte de Estados Unidos.

La invasión tuvo lugar finalmente el 25 de octubre, cuando miles de soldados yankis ocuparon el pequeño territorio, tras una intensa campaña mediática de absurdas justificaciones. Aprovechando los hechos internos, con el pretexto de salvaguardar la vida de los norteamericanos residentes en Granada y bajo el tan socorrido nombre de la libertad y la democracia, el entonces presidente Ronald Reagan ordenó el desembarco; liquidaba así los proyectos sociales implementados hasta el momento y provocaba un agudo deterioro económico.

Una declaración publicada en Granma el 21 de octubre de 1983, emitida por el Partido y el Gobierno Revolucionario cubano sobre los sucesos de Granada, rindió tributo al premier granadino de gran prestigio internacional: "Bishop era uno de los líderes políticos que más simpatías y respeto gozaba en el seno de nuestro pueblo, por su talento, su sencillez, su sinceridad, su honestidad revolucionaria y su amistad probada con nuestro país".

 

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