La
novedad matizó este jueves la actividad cognoscitiva de la XI
Conferencia Internacional sobre Ciencia y Tecnología de los
Alimentos, que concluye hoy en el capitalino Palacio de las
Convenciones, luego de 4 días de sesiones.
Buena parte de las conferencias, exposiciones y debates giraron
en torno a tecnologías de última generación, descubrimientos
recientes, nuevas tendencias y aplicaciones creativas de
procedimientos y métodos de producción alimentaria.
Dentro de esta mixta ensalada científica, acapararon la atención
de los participantes dos interesantes presentaciones sobre alimentos
alternativos: la primera, del doctor cubano Carlos Borroto,
vicedirector del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología,
versó sobre productos transgénicos; mientras, en la segunda, el
también doctor Edilberto Sánchez, de México, abordó los beneficios
de los sustitutos del azúcar.
En cuanto a los alimentos modificados genéticamente (GMO, en
inglés), Borroto señaló algunas de las principales preocupaciones
sobre estos productos, como los riesgos para la salud humana y el
medio ambiente, las consideraciones económicas, éticas, sociales y
especialmente los perjuicios del uso energético de los alimentos.
En el actual panorama mundial destacan la concentración de la
producción alimentaria en unos pocos países y en unas pocas especies
(solo tres especies proporcionan más del 50% de la dieta humana),
así como el acaparamiento del desarrollo biotecnológico por parte de
seis grandes compañías, que monopolizan el 85% de las ventas
globales de los GMO.
En Cuba hace más de una década se investiga sobre transgénesis,
pero ningún GMO nacional ha incursionado aún en el mercado, aunque
en cultivos como el tomate y el maíz ya los resultados permiten
alcanzar variedades resistentes a hongos, virus e insectos, como la
palomilla del maíz, la plaga más perniciosa en nuestros cultivos del
maíz, explicó Borroto.
En relación con los sustitutos del azúcar, Edilberto Sánchez,
funcionario del grupo alemán Südzucker (mayor productor de azúcar en
Europa), expuso cómo un grupo de científicos logró, a partir del
azúcar de remolacha, dos carbohidratos similares pero más saludables
y eficientes en cuanto a propiedades nutricionales.
Tanto el isomalt como la palatinose proporcionan a
la salud beneficios fisiológicos, aportan las mismas calorías que el
azúcar con una liberación más lenta y se obtienen mediante el
reacomodo enzimático de la glucosa y la fructuosa de la sacarosa,
apuntó Sánchez.
Especialmente la palatinose posee dos ventajas
adicionales: proporciona una liberación de energía más prolongada y
un sabor dulce bastante parecido al del azúcar, pero con unos
bajísimos índices de glicemia e insulina, lo cual ofrece la
posibilidad de quemar más grasa, al mantener el movimiento y la
oxidación de los lípidos, resaltó.
Entre las bondades comerciales de los confites y bebidas
elaborados con estos carbohidratos sobresalen su alta resistencia a
la humedad y a las bacterias y, por tanto, su larga vida de anaquel.
Mientras que los caramelos convencionales tienen una corta
durabilidad, algunas de las golosinas de este tipo pueden
conservarse embaladas hasta 5 años, aseguró el investigador azteca.
Pese a que la comercialización de estos productos en el mundo
comenzó hace sólo dos años, los estudios para explicar sus ventajas
tardaron más de dos décadas. Las primeras experiencias industriales
con los sugar free se produjeron en Japón, pero demoraron más
de 15 años en extenderse.