.—
Miles de indígenas colombianos cumplen hoy siete días de protestas
en numerosos departamentos del país para reclamar el respeto a sus
derechos ancestrales y el cese de las persecuciones contra los
pueblos autóctonos.
Los indígenas se han movilizado para reclamar los derechos sobre
los territorios originarios, y por una salida negociada y digna al
conflicto armado que vive el país.
Asimismo denuncian la sistemática violación de los derechos
humanos y lo que califican como criminalización de la protesta
social por el derecho a la autonomía y la justicia.
Para este viernes la Organización Nacional Indígena (ONIC)
convocó a un gran plantón de solidaridad con los pueblos
originarios, extensivo a los más de 15 mil cortadores de caña de
Valle del Cauca, en huelga desde hace 20 días por mejoras salariales
y en sus condiciones de trabajo.
Está previsto un acto político frente al emblemático Museo del
Oro, de esta capital, y una marcha hacia la Plaza de Bolívar.
Según la ONIC, 400 mil miembros de los pueblos originarios han
sido despojados de sus tierras y 18 de esas comunidades corren
peligro de extinción, lo que constituye un genocidio.
En los últimos seis años 52 mil indígenas han sido desplazados
por el conflicto armado, lo que resulta una cifra enorme teniendo en
cuenta que ellos sólo representan poco más del dos por ciento de la
población colombiana.
Tras los violentos incidentes de días anteriores que dejaron por
lo menos tres muertos y más de medio centenar de heridos, la víspera
prevaleció una tensa calma, sobre todo en el departamento de Valle
del Cauca.
Allí las fuerzas policiales mantuvieron un estricto control de la
vía Panamericana entre las ciudades de Cali y Popayán, donde
ocurrieron fuertes enfrentamientos entre indígenas y fuerzas
antimotines.
Los líderes de los aborígenes han insistido en una reunión con el
presidente Alvaro Uribe como requisito para detener sus protestas,
para presentarle un pliego de demandas y que el gobierno asuma
promesas incumplidas durante años.
Sin embargo, durante un acto en la Universidad de Cali, el
mandatario dijo rechazar cualquier diálogo condicionado por la
fuerza y llamó a los indígenas a pedir perdón a la fuerza pública,
pues en los enfrentamientos fueron heridos 15 policías.
Tal petición fue rechazada de inmediato por líderes indígenas,
quienes consideraron que corresponde al gobierno pedir perdón por
los desmanes de que han sido víctimas los pueblos originarios.