BOGOTÁ,
16 de octubre.— La lucha contra la pobreza se ve hoy amenazada por
los altos precios de los alimentos, los combustibles, y la
ralentización económica en América Latina, que ve atónita cómo los
países ricos han destinado en tiempo récord enormes fondos para
contener su crisis financiera.
Y es que reducir los niveles de pobreza extrema y de hambre, el
primero de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (OMD) que
los países miembros de Naciones Unidas acordaron alcanzar para el
2015, parece una tarea titánica de cara a la situación que hoy
afronta el mundo.
Si cumplir esa meta era ya un desafío para los latinoamericanos
en el 2000, ahora será más difícil debido a las crisis alimentaria y
energética, que —según la FAO— en los dos últimos años elevó a 51
millones el número de personas en extrema pobreza en la región.
Además, unos 15 millones de personas podrían engrosar en los
próximos años la abultada cifra de pobres, por el alza en los
precios de los alimentos y el menor crecimiento económico, advirtió
la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en la
víspera del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.