Elecciones en Estados Unidos

En la recta final, Obama lleva buena ventaja

RAMÓN SÁNCHEZ-PARODI MONTOTO*

Para el tercer debate presidencial, celebrado el miércoles 15 de octubre por la noche, en la Hofstra University de Hempstead, New York, el candidato republicano John McCain se enfrentaba a una situación similar a la del boxeador que va al último round de la pelea con amplia desventaja sobre su rival (Barack Obama) y está obligado a salir lanzando golpes para tratar de "noquear" al contrincante o, al menos, apuntarse muchos puntos para borrar la desventaja.

McCain cumplió su plan de pelea, atacó todo el tiempo a su oponente, pero no logró ponerlo fuera de combate, ni disminuir la desventaja. Obama, por su parte, jugó a la riposta, contentándose con mantener su posición ventajosa y esperar la decisión favorable de los jueces (los votantes), dentro de 19 días. Una rápida y sencilla encuesta tomada después del debate por Politico/AdvantageInsider indicó que el 49% vio ganar a Obama y el 46% al candidato republicano, con un 5% de indecisos. Sin embargo, los televidentes no afiliados a ningún partido dieron ganador a McCain 51% a 42%.

Las tradicionales encuestas de CBS/KnowledgeNetworks dan ganador a Obama 53% a 22% McCain y el 21 piensa que fue empate, mientras la de CNN/Opinion Research resultó 58% Obama y 31% McCain.

Martin Luther King, una víctima del racismo.

Comentaristas de AP, del Washington Post, The New York Times, de Político, entre otros, coinciden en que el debate fue intenso en intercambio de ataques personales y que en los diferentes temas tratados, incluyendo impuestos federales, atención a la salud, financiamiento de la educación, política energética, cambio climático, aborto, nombramiento de jueces federales, cada candidato presentó las posiciones que básicamente reflejan las filosofías de demócratas y republicanos, respectivamente, por parte de Obama y de McCain.

Un encuentro de principios de semana en Toledo, Ohio, de Obama con un plomero llamado Joe Wurzellbacher, donde este último cuestionaba las propuestas de impuestos del candidato demócrata porque lo perjudicaba en su intención de comprar el pequeño negocio de plomería donde actualmente trabaja, fue empleado repetidamente (el nombre fue mencionado más de 20 veces en los 90 minutos de debate) por McCain para atacar a Obama. El republicano llegó a afirmar: "Toda la premisa de la propuesta del senador Obama es la lucha de clases".

En el debate, ambos candidatos se quejaron del recrudecimiento de los ataques personales en la campaña electoral. Obama reclamó que nadie en la campaña de McCain había rechazado o criticado los gritos de "terrorista", "arránquenle la cabeza", y "mátenlo" que con relación a su persona habían proferido en mítines de McCain. El republicano no respondió directamente, pero sí afirmó durante el encuentro: "Déjeme decir categóricamente que estoy orgulloso de la gente que asiste a mis mítines. No voy a permitir que nadie diga que la gente que viene a mis mítines son otra cosa que patrióticos ciudadanos".

Como se recordará, estas agresivas manifestaciones hacia Obama fueron provocadas, en gran medida, por declaraciones de la candidata vicepresidencial republicana Sarah Palin, acusando a Obama de "lanzar su campaña política en la sala de un terrorista doméstico", o de "hacer amistad con terroristas", o de "no ver a América (Estados Unidos) de la misma forma que yo lo veo"; también de anuncios tales como uno donde se dice que "los amigos de Obama trataron de matar a mi padre".

Tales acciones han sido interpretadas por muchos como el sustrato o la incitación al asesinato de Obama. Hechos similares han sido frecuentes en la vida política norteamericana, especialmente en los casos de personalidades negras como Martin Luther King. La preocupación surge también por tratarse del primer norteamericano afroamericano que tiene el camino allanado para llegar a la Casa Blanca. Presente está el peligro de que un individuo o un grupo de fanáticos racistas, de los que pululan en Estados Unidos, trate de eliminar físicamente al dirigente norteamericano para impedir su ascenso a la presidencia del país.

El Servicio Secreto estadounidense, según informaciones de prensa, ha investigado al menos dos de esos incidentes: uno ocurrido durante un acto la semana pasada en Clearwater, Florida, y el segundo el 14 de octubre, en otro mitin en Scranton, Pennsylvania. En ambos casos, las actividades contaron con la presencia de Sarah Palin.

También el factor del odio racista puede resultar de lo que se ha dado en llamar eufemísticamente el "efecto Bradley", en referencia a la derrota sufrida por el alcalde de Los Ángeles, el afroamericano Tom Bradley, cuando aspiró en 1982 al cargo de gobernador de California. Intensamente popular, Bradley era dado como ganador por todas las encuestas, pero resultó derrotado en la elección. Se dio como explicación, que muchos blancos, avergonzados de expresar sus prejuicios racistas ante los encuestadores, los escondieron al ser entrevistados, pero los expresaron a la hora de depositar el voto. El llamado "efecto Bradley" será un naipe oculto en la elección del 4 de noviembre.

Y hablando de naipes, apuntamos una curiosidad. Las apuestas de futuro político de la firma Intratrade de Dublín, Irlanda (sobre los resultados de las elecciones en Estados Unidos se hacen apuestas legales), dan a Obama como favorito para obtener 364 votos electorales, ganando estados como Ohio, Florida, Iowa, Colorado, New Mexico, Nevada (todos estos por 2 a 1) y con menor margen en Missouri y North Carolina. El 13 de octubre, las posibilidades de ganar de Obama se fijaban en 77,7%. Se comenta que estos pronósticos pueden ser tan o más acertados que las encuestas de opinión pública, porque los que apuestan lo hacen para ganar dinero y no por preferencias políticas.

La lucha se ha concentrado en un muy reducido grupo de estados, principalmente Ohio, Virginia y Florida. En menor escala, se disputan New Hampshire, Colorado y Nevada. En todos los citados, las encuestas y las tendencias reflejan una ventaja para Obama. Missouri está tan reñido que es prácticamente "tierra de nadie". El resto del país se da como prácticamente decidido por uno u otro candidato. RealClearPolitics otorga a Obama 286 votos electorales y 158 a McCain con 94 de siete estados que todavía considera en disputa: Florida, Indiana, Missouri, Nevada, North Carolina, Ohio y West Virginia. The New York Times (cautelosamente, como corresponde a los intereses de un gran periódico) se mantiene desde hace días dando 264 votos electorales a Obama y 185 a McCain, con 89 de seis estados que pueden ser ganados por cualquiera: Florida, Colorado, Nevada, North Carolina, Ohio y Virginia.

El jueves, McCain hizo breve campaña en Pennsylvania y Obama en New Hampshire, por donde también ha estado recientemente Sarah Palin. Por la noche, ambos candidatos se presentaron juntos (quizás por última vez en la campaña) en la tradicional cena política de Al Smith, en New York. Para el fin de semana, Obama visitará Missouri, North Carolina y Virginia. McCain lo hará en Virginia, Colorado y Florida.

Independientemente de la cautela que la mayor parte de los analistas y comentaristas ejercen al pronosticar el ganador de la elección, Obama mantiene una sostenida ventaja, no solo en las encuestas de los últimos cinco meses (con un leve y efímero descenso entre el 4 y el 10 de septiembre), sino también presenta una superior organización en el trabajo de base, más dinero para emplear en propaganda política; ha llevado la lucha en los estados a lugares que se consideraban bastiones republicanos y, en esta etapa final de la campaña, se ve muy favorecido por la explosión de la crisis económica del país, que ha traspasado los sectores de las finanzas y bancarios, y cuyos efectos se han extendido por todo el mundo.

Uno tras otro han fracasado los distintos planes aplicados por Bush para estabilizar las finanzas.

La crisis se extiende por la "economía real". El Departamento de Comercio de EE.UU. anunció que las ventas al detalle en septiembre se redujeron el 1,2 %, casi el doble de lo esperado. La crisis no parece tener fin.

En la ola de esa crisis, Obama llegaría a la Casa Blanca.

*El autor es especialista en Relaciones Internacionales y fue jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Estados Unidos de septiembre de 1977 a abril de 1989.

 

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