Por
un motivo o por otro, ante la cercanía de la Serie Nacional, entre
los temas del béisbol se habla del posible director del equipo. Se
rastrean nombres de peloteros conocidos y de versados en la materia.
La mayoría desea un piloto curado de espantos, para no tener que
escuchar al final el mismo argumento recurrente que por lo general
justifica las malas actuaciones.
Algo así cobra mayor alcance en un lugar donde la gente pide a
gritos un cambio en el panorama beisbolero.
En Matanzas esta vez el elegido resultó Wilfredo Menéndez, un ex
atleta de 43 años de edad, natural de San José de Marcos, en Jagüey
Grande, que durante los dos últimos años trabajó con el conjunto
yumurino en calidad de preparador. No fue lo que se dice un pelotero
distinguido, aunque asume que entre sus virtudes más notorias como
director aparece la tenacidad para inculcar convicción en sus
pupilos.
Los más exigentes manifiestan que, en comparación con lo que fue
en otro tiempo, el equipo de pelota de esta provincia sigue siendo
un fantasma de sí mismo. Para ellos, ni siquiera los 34 juegos
ganados en la pasada temporada, ocho más que en la precedente,
borran los malos recuerdos.
Pero otra cosa muy distinta piensa el flamante timonel Wilfredo
Menéndez, quien agradece la confianza depositada en él y asegura que
dirigirá con la aprobación de los directivos del deporte en la
provincia, el apoyo del colectivo técnico (con José Elosegui, un
industrialista trajeado de rojo) e ilusionado con la esperanza de
clasificar a toda costa.
¿No es acaso un sueño demasiado grande incluirse en la
postemporada?
"No pocos amigos han criticado mis aspiraciones de clasificar por
primera vez después de muchos años, y me han preguntado si yo estoy
loco. Sé que es una meta difícil, ambiciosa, pero ya es hora de
luchar por estar entre los ocho grandes y no solo por ganar 3 o 4
partidos más. Los muchachos están persuadidos de que debemos salir
al terreno con ese propósito, que el pueblo de la provincia se
merece un alegrón así. Queremos una selección competitiva,
merecedora de la historia de la pelota en este terruño."
Pero ese mismo conjunto ha ocupado reiteradamente los últimos
puestos en la tabla de posiciones, sin poder disimular deficiencias
primarias. ¿Se vislumbra algún cambio sustancial?
"Este no es un elenco inferior a los demás, lo que le falta es
ganar en confianza, que ellos se sientan igual o superiores al resto
de los peloteros. Pienso que se trata de un problema de autoestima,
pero nuestros atletas no tienen un bajo nivel. Eso sí, deben
despabilarse y desempeñarse con alegría, sin presión, disfrutar del
juego. Y en eso el cuerpo de dirección tiene una alta cuota de
responsabilidad.
"Repasamos todo otra vez desde el principio para eliminar
deficiencias de campañas anteriores y perfeccionar aspectos
técnico-tácticos. Estamos concentrados desde el mes de junio con la
intención, además, de elevar la capacidad física de los atletas y
mejorar detalles muy específicos. Nos auxilian expertos de la
Universidad de Matanzas para corregir las imperfecciones
detectadas."
¿Alguna buena noticia en el área de los lanzadores?
"Los tiradores se ven bien, con buena velocidad. En la
preparación, con Elosegui a la cabeza, insistimos en que lo esencial
es dominar los lanzamientos en la zona, que el mejor repertorio es
saber tirar strike. Por supuesto, hacemos hincapié en la
concentración."
¿En cuáles brazos descansará el equipo?
"Nos beneficiará mucho que Yoannis Negrín repita la actuación de
la Serie anterior, esperamos por la recuperación definitiva de
Yussef Pagés y mejores resultados de Yosvany Fonseca, Alberto
Martínez, Yasmani Arias."
¿Quiénes secundarán la responsabilidad ofensiva de Yoandi Garlobo
y Yadil Mujica?
"Hay jóvenes que deben superar sus propios rendimientos, como
Ariel Sánchez, Yaimel Alberro y José M. Fernández, sin descartar a
Yasser Pérez. Ahí debe estar centrada una ofensiva que persigue
explotar más la velocidad en las bases y el juego agresivo, durante
las nueve entradas."
¿Y si al final los muchachos no soportan la presión y se tronchan
los sueños?
"Estaremos preparados para hacerlo de la mejor manera posible,
sin preocuparnos mucho en metas y cifras, con la mente puesta en la
clasificación. Estoy seguro de que cada hombre dará lo mejor de sí y
los aficionados sabrán apreciarlo. No confiamos en los milagros sino
en nuestra fuerza. Eso es lo que anticipamos.