Soportes científicos contra el delito

Lourdes Pérez Navarro y Alberto Borrego (fotos)
lourdes.p@granma.cip.cu

Presto a partir, el primer teniente Arles Ramírez verifica que en el interior del vehículo especializado esté todo listo: lámparas, caballetes para marcar huellas y evidencias, manta eléctrica para el levantamiento de rastros de calzado, aspiradoras, polvos reveladores, guantes, sustancias para verificar presencia de sangre o drogas, detector de metales...

En el interior del vehículo especializado, el primer teniente Arles Ramírez dispone de novedosas tecnologías para recopilar y estudiar huellas y evidencias en el lugar del hecho.

Su profesión goza de popularidad; de ello se han encargado programas televisivos de factura nacional y foránea. Dicho en términos médicos, como perito criminalista, realiza la "autopsia" de la escena de un crimen u otro hecho grave, lo que en Criminalística se denomina "lugar del hecho".

Es un trabajo de equipo que requiere de "mucho amor, observación, perspicacia, astucia, tener chispa y mucha vista, que no se pierda nada que pueda servir; tenemos que estudiar permanentemente, pues también el delincuente se prepara cada vez más", subraya Arles.

Al inspeccionar el lugar del hecho, dice, no podemos dejar que influya sobre nosotros ninguna emoción; aplicamos los procedimientos establecidos y con el máximo de profesionalidad. Tratamos de conseguir pruebas que ayuden a esclarecer el suceso y que el autor sea sancionado por el tribunal. Esto se logra en la mayoría de los casos, aunque no todos de manera inmediata; este es un proceso investigativo en el que también toman parte la Instrucción y la parte Operativa. Nuestra colaboración con ellos es estrecha, también con numerosas instituciones científicas.

Ciencia contra delito

La primer suboficial Lisset Moya Díaz y su perra Jenia —la unidad cinófila (hombre-perro) más joven de la División de Criminalística de 100 y Aldabó— se especializan en la búsqueda de drogas. “Me gusta mucho mi trabajo”, afirma la joven.

En el interior de un antiguo edificio situado en el municipio capitalino de la Habana Vieja, que alberga al Laboratorio Central de Criminalística, peritos en diferentes especialidades muestran cuánta información pueden extraer de una mácula de sangre, un trozo de tela, una bala, una huella dactilar o de una conversación grabada.

El desarrollo científico alcanzado por la Técnica Criminalística —institución del Ministerio del Interior (MININT) que recientemente celebró su aniversario 45— ha posibilitado la aplicación de novedosas tecnologías que profundizan su capacidad para identificar, investigar y esclarecer delitos comunes y contrarrevolucionarios.

En la División de Criminalística de 100 y Aldabó existe un banco de olores. En los casos más graves las muestras se guardan por más de cinco años, asegura Marisela Mojena, técnica en Control y Registro.

Entre las nuevas técnicas está la prueba de ADN, la cual —explica la teniente coronel Marta Santiesteban Vidal, jefa de esta sección— contiene toda la información genética del individuo. Se conoce como la huella dactilar molecular, porque es única para cada persona.

Actualmente damos pasos en la creación de un banco de datos, tenemos los perfiles genéticos de los casos trabajados en los últimos 15 años. Nuestra tecnología, afirma, está a la par de los países desarrollados.

Aspectos concretos de las técnicas de la Criminalística fueron aplicados por los peritos en la identificación de los restos del Comandante Ernesto Che Guevara y de sus compañeros de guerrilla. Dentro de esta ciencia la prueba del ADN es una de las especialidades de más reciente aparición, junto a la Fonocriminalística (identificación de voces, sonidos y ruidos) y el Análisis de materiales.

Otras aplicadas son la Odorología (existen bancos de olor), la técnica canina para la selección y búsqueda de personas, objetos, armamentos y drogas; la identificación de individuos por sus rasgos externos (retrato hablado), de huellas de carácter orgánico o inorgánico; la balística y la informática criminalística, por solo mencionar algunas.

Muchas de estas hoy son utilizadas por peritos que radican en unidades básicas creadas en diferentes territorios, dirigidas a acercar la capacidad técnica a la base, lo cual permite un número mayor de casos esclarecidos y en menor tiempo.

Los resultados son satisfactorios, pues nos acercamos más al lugar del hecho y damos respuesta con inmediatez, asegura el capitán Gusmany González Pérez, perito de la Unidad Básica de Criminalística número uno, ubicada en la Unidad de la PNR del capitalino municipio del Cerro. Allí también atienden los casos que ocurren en áreas de Plaza de la Revolución, Centro Habana y la Habana Vieja.

Existen otras dos instituciones de este tipo en Ciudad de La Habana (radicadas en Marianao y La Habana del Este), y con la apertura próximamente de una cuarta en el municipio de Diez de Octubre, quedará cubierta toda la provincia. Tal experiencia funciona también en Sancti Spíritus, Matanzas, Ciego de Ávila y Granma, y se extenderá de manera paulatina al resto del país.

Desarrollar la industria criminalística

Enfrascados en la sustitución de importaciones, en el año 1996 el MININT dio los primeros pasos con vistas a impulsar la industria criminalística.

Hemos desarrollado varias líneas de productos que empleamos en nuestros laboratorios, informa a Granma la teniente coronel Beatriz González Castillo, perito superior. Una son los sueros antiespecies que nos permiten trabajar con las máculas de sangre y obtener elementos diagnósticos de gran valor para la investigación.

Desde hace 11 años se elaboran en el Laboratorio de Biopreparados de la provincia de Holguín, a partir de un proyecto ejecutado de conjunto con el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, lo cual ha permitido el ahorro de aproximadamente un millón de dólares en ese periodo.

Una segunda línea son los polvos reveladores con propiedades magnéticas, fabricados por la empresa PROVARI, en Guantánamo. "Tienen buena calidad y se están utilizando en todo el país; nos dan la posibilidad de estudiar las huellas dactilares e identificar a un individuo".

Otros renglones en producción, apunta la especialista, son, por ejemplo, los dicker para el levantamiento de las huellas de calzado, elaborados con la colaboración del Centro de Investigación y Desarrollo Técnico; los números para el marcaje de rastros y evidencias en el lugar del suceso; rodillo y tinta dactiloscópicos, y tablillas para toma de impresiones.

Hoy la industria criminalística va en busca de la consolidación de sus producciones. "Lo importante es velar por la tranquilidad ciudadana. Priorizamos la prevención: que no se produzca el delito, y si ocurre, dar una respuesta con inmediatez y base científica".

¿Hay relevo?, preguntamos a Beatriz, quien también se desempeña como profesora adjunta del Instituto Superior del MININT y de la Universidad de La Habana. "¡Cómo no! Estamos muy estimulados y orgullosos al ver la cantidad de muchachos que se interesan por esta actividad, y nos esforzamos por transmitirles los amplios conocimientos que debe tener un perito criminalista".

Durante estos 45 años la Técnica Criminalística ha mantenido una estrecha colaboración con las distintas instituciones científicas del país, las cuales han desempeñado un importante papel en la preparación de los especialistas y en el desarrollo científico técnico de la especialidad, en función de la prevención y el enfrentamiento al delito.

 

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