Visto de manera global, el principal daño directo a las
instalaciones estuvo en las cubiertas —se necesitarán más de 130 000
tejas para reponer las averías—, pero también hay perjuicios por
roturas de equipos, inundaciones en yacimientos que impiden extraer
materias primas para su procesamiento en las canteras, y debido a la
falta de suministro eléctrico, confirmó a Granma Rafael Soler
Deschapell, viceministro de la Construcción (MICONS).
Gracias al tesón de los colectivos, la ausencia de cubiertas no
imposibilita hoy reanudar muchas faenas. Con las tejas recibidas
—apenas unas 10 000 porque la prioridad son las familias
damnificadas—, y los elementos recuperados por los propios
trabajadores, se están techando áreas fundamentales para restablecer
las líneas. Además, donde ha sido posible aumentaron los turnos de
trabajo para acelerar las producciones, pondera Deschapell.
Prácticamente todos los centros de la Isla de la Juventud
sufrieron severos daños: la cantera, la planta de bloques y
mosaicos, los combinados de cerámica y mármol y la fábrica de
caolín. La situación allí, evalúa el Viceministro, sigue siendo
difícil, aunque ya algunas unidades tienen posibilidades de producir
y otras como la planta de cerámica realizan pruebas de arrancada.
En el territorio pinero lo más preocupante es la fábrica de
caolín: continúa parada por falta de electricidad, y esa materia
prima constituye un ingrediente fundamental en la fabricación de
muebles sanitarios y de refractarios para la Industria
Sideromecánica.
En estos momentos, informa, está en análisis la posibilidad
técnica de reactivar ese centro con grupos electrógenos; pues la
línea eléctrica fue derribada por el Gustav.
Entre los estragos ocurridos en Pinar del Río, se destacan las
roturas en las canteras de San Cristóbal y Consolación del Sur, las
que por sus capacidades califican como importantes suministradoras
de áridos para el occidente del país. En la primera de esas
instalaciones ya funciona uno de sus dos molinos mediante grupos
electrógenos y durante la próxima semana debe incorporarse el
segundo, precisa Deschapell.
También, agrega, para la cantera Reinaldo Mora, de Consolación,
habrá que buscar una solución energética similar, y el
acondicionamiento interno del centro requiere todavía varios días.
Según distingue, en la zona pinareña queda una instalación muy
dañada: el combinado de lozas de azotea, cuyas máquinas pueden hacer
otros elementos de barro y que en condiciones adversas, como las
provocadas por los huracanes, suele emplearse además en la
confección de bloques aligerados.
Dicha planta continúa fuera de servicio porque se rompieron
canales de drenaje, vagonetas empleadas en los hornos y techos —unas
7 800 tejas perdidas—. El restablecimiento llevará meses de arduo
trabajo, por lo tanto no debe reincorporarse en lo que resta de año,
advierte el representante del MICONS.
Las actuales interrupciones en la industria de materiales de la
construcción, precisa, no solo obedecen a los efectos de Gustav y
Ike. Canteras como las de Isabel Rubio, en Guane, la de Alacranes,
en Matanzas, la de Cacao, en Granma —una de las tres más importantes
del país— están hoy paralizadas a causa de las inundaciones
agravadas por las lluvias de los últimos días.
En el caso de Holguín, prácticamente todos los centros fueron
restablecidos y está en proceso de arranque la producción de
azulejos. Solo quedan las afectaciones en la cantera de Gibara. Una
consideración semejante puede emitirse acerca de la situación en la
provincia de Granma, donde está inactiva únicamente la cantera que
sigue inundada, indicó el Viceministro.
Sobre Las Tunas, precisó, también se han ido restableciendo
progresivamente las producciones, aunque continúa sin funcionar la
fábrica de mosaicos de Puerto Padre por la carencia de servicio
eléctrico.
Pese a los contratiempos —la industria llegó a estar paralizada
en todo el país durante unos 10 días—, la mayoría de los renglones
empiezan a salir adelante. Las situaciones más complejas por
resolver se van restringiendo a la Isla de la Juventud y Pinar del
Río, asevera Deschapell, quien subraya la importancia del doble
turno creado en muchos lugares como prueba también del empeño de los
trabajadores.