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Un extendido rechazo genera hoy en Bolivia la salida temporal del
diálogo conciliador de los prefectos opositores de Santa Cruz, Beni,
Chuquisaca y Tarija, por la detención de un dirigente cívico de ese
último departamento.
Varios sectores sociales repudiaron la postura asumida por esas
autoridades y expresaron su decisión de iniciar manifestaciones para
reclamar el éxito en las conversaciones, que se desarrollan en la
central ciudad de Cochabamba.
Representantes de los productores cocaleros cochabambinos
apoyaron el arresto de José Vaca, acusado de un ataque terrorista a
un gasoducto en la sureña región de Tarija, del cual confesó ser
partícipe tras ser apresado.
A su vez, el senador de la alianza opositora Poder Democrático
Social Carlos Borth pidió a los cuatro dirigentes regionales retomar
las negociaciones y responder al pedido de la mayor parte de los
bolivianos.
De acuerdo con el legislador, no existe relación alguna entre la
captura de Vaca y el abandono de las pláticas, por lo que no debería
entorpecer el proceso de acercamiento en busca de encontrar una
salida a la actual crisis política.
La víspera, el prefecto de Tarija, Mario Cossío, a nombre de sus
homólogos anunció la determinación de salir del diálogo mientras el
presidente Evo Morales no se pronuncie sobre el caso del líder
cívico tarijeño.
El Ejecutivo deploró la medida y ratificó que son innegociables
las investigaciones y procesos penales contra personas involucradas
en la toma de instituciones públicas y sabotajes en plantas
petroleras, hace algunos días.
El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, explicó
además que la aprehensión de Vaca ocurrió después de una orden legal
emitida por la Fiscalía.
Según Quintana, ese hecho de terrorismo de Estado nada tiene que
ver con el diálogo abierto el pasado 15 de septiembre.
Por su parte, el ministro del Interior, Alfredo Rada, aclaró que
el apresamiento se realizó de la forma correcta, y no se trató de un
secuestro como aseguran varios medios nacionales de prensa.