La acertada política, que jerarquiza tener cantidades de comida
bajo tierra, evitó que los huracanes Ike y Gustav redujeran con más
gravedad los niveles de alimentos destinados cada mes a la extensa
red estatal que los comercializa.
Nuestra entidad que debe producir al año 1 937 000 quintales
—apunta su director Luis Cubillas Fuentes— está forzada a ampliar su
integralidad, esmerarse en organización, y no aferrarse a unos pocos
renglones, algo peligroso de ocurrir desastres como este.
Esto, acota el director, demanda la creación de más bancos de
semillas, atención fitosanitaria diferenciada y ejercer riguroso
control sobre la marcha de cada cultivo y su desarrollo. La
supervisión debe ser constante. Nada puede dejarse a la casualidad.
En sus 241 caballerías, la casi totalidad beneficiadas por el
riego —tienen montadas 16 máquinas eléctricas— predominan las áreas
destinadas a papa, boniato, plátano, malanga y yuca. Pero pasan de
50 los cultivos que siembran en forma escalonada, distribuidos en
las diferentes estaciones y ciclos. Esto le da una óptima
explotación a la tierra e impide tener suelos ociosos.
Felix Venancio Villar, jefe de producción, con más de 30 años de
experiencia agropecuaria, afirma que no todas las siembras
estimulan. Las hay que dan menos volumen y es bajo el rendimiento
como algunas hortalizas de hojas. En cambio hacen falta, el pueblo
las reclama y, dadas sus características y permanencia, constituyen
una alternativa que de nuevo prueba su vigencia y validez. Por eso
la importancia de la diversificación.
La
empresa de Alquízar es cumplidora hace 20 años. Al cierre de agosto
había suministrado 1 467 700 quintales (un poco más de lo previsto
para el periodo) a los 11 mercados del Ejército Juvenil del Trabajo
que abastecen, a su propio municipio, Mercados Estatales
Agropecuarios y otros destinos, incluidos los envíos solidarios a
territorios severamente atacados por los huracanes. Sin embargo, el
trimestre final del año se avecina tenso.
Todavía en parte de septiembre influyeron en los suministros a la
población el plátano, el aguacate y lo que pudo recuperarse
comercialmente. Ya en el mes de octubre las cosas serán diferentes.
Evaluaciones de los especialistas, a tenor de lo que esperan
acopiar entre octubre-diciembre, pronostican que al cerrar el 2008 a
la empresa les faltarán unos 100 000 quintales para cumplir el plan
de entrega.
Las pérdidas que más influirán en los resultados se localizan en
36 caballerías de plátano —26 de estas en fase de recuperación—,
yuca, hortalizas y frutales.
Tanto Cubillas como Villar y trabajadores consultados por
Granma afirman que, independiente de la realidad de hoy, ninguno
de los colectivos que forman la empresa renuncia a las cifras
comprometidas y cuida celosamente cada quintal que se produzca,
desde el campo hasta su destino final.
Disponen de suficiente fuerza de trabajo, estable y consagrada,
un dispositivo y equipamiento técnicos y voluntad de restaurar con
celeridad los daños. Pero, explican, todo dependerá de las siembras
de ahora, el comportamiento de estas y del clima. Las 35 caballerías
que se dedicarán a frijoles —este mes terminará con 20 plantadas— se
recogerán en diciembre. Mientras preparan y alistan los suelos para,
de existir disponibilidad de semilla, adelantar aquí la siembra de
papa que se cosecharía en enero.
Sobran razones para calificar de tenso el próximo trimestre en la
empresa de cultivos varios del habanero municipio de Alquízar,
patrimonio del Ministerio de la Agricultura y administrada bajo
contrato por el Ejército Juvenil del Trabajo.
Junto a la lucha por que sea mínima la diferencia entre el plan y
el real, está también cumplir el programa de siembra de frío
—incluye tomate, ajo, zanahoria, remolacha, col, lechuga y otras
hortalizas— sin violar el sistema escalonado, mantener la
rehabilitación del plátano y los envíos solidarios a las provincias
más perjudicadas.