.— El presidente
estadounidense, George W. Bush, reconoció hoy que su plan de rescate
para la crisis financiera interna acude al bolsillo de los
contribuyentes para paliar los fiascos de Wall Street.
Cuando el gobierno les pide que paguen por la actual situación
parece injusto, pero es inevitable, consideró el mandatario durante
su alocución radial sabatina.
Según Bush, el paquete de ayuda por 700 mil millones de dólares
es la única opción para enfrentar los extremadamente complejos
problemas económicos de este país.
En su intervención, el gobernante se refirió a las negociaciones
en curso para aprobar la iniciativa, aún estancada en el Congreso.
Legisladores republicanos y demócratas continúan sin llegar a un
consenso, aunque expertos vaticinaron la cercana materialización del
proyecto.
Bush intentó convencer a los ciudadanos de la viabilidad del plan
gubernamental, al minimizar su impacto.
El costo final será mucho menor de lo previsto y a la larga
podremos recuperar gran parte del dinero, sino todo, estimó.
Sin embargo, la mayoría de los analistas coincidieron al advertir
que actuales y futuras generaciones de estadounidenses comunes serán
quienes sufran las consecuencias del supuesto remedio.
Como resultado, para 2010 cada norteamericano deberá 38 mil
dólares, alertó un especialista citado por la televisora CNN.
En los últimos días, en la opinión pública nacional crecieron las
voces de rechazo a la iniciativa de rescate.
Cientos de personas protestaron en varias ciudades de la Unión,
mientras una encuesta divulgada por la cadena FOX reveló que 45 por
ciento de las personas se opone al plan y 20 tiene dudas sobre el
mismo.