Brigadas de constructores procedentes de Venezuela se suman a la
reparación de centros de enseñanza de Pinar del Río, territorio
particularmente abatido por Ike y Gustav.
Los colaboradores, junto a colectivos de pinareños, estarán
inmersos en esas tareas en los varios cientos de escuelas dañadas
por los huracanes, considerados por expertos entre los fenómenos
naturales más devastadores de la historia de Cuba.
Labores de plomería, carpintería, albañilería y techado son las
principales ocupaciones de los cooperantes, en áreas urbanas,
suburbanas y rurales del territorio, con el 33 por ciento de su
superficie montañosa, dotada de centros educacionales.
Entre las localidades más devastadas por el paso en menos de 10
días de los meteoros figuran Candelaria, San Cristóbal, Bahía Honda,
Los Palacios, La Palma, Consolación del Sur y Vinales.
En esas localidades, los vientos fueron superiores a los 200
kilómetros por hora, con rachas de hasta 340, de ahí que derribaran
muchas cubiertas y ventanales.
Las acciones rehabilitadoras de los planteles comenzaron al
decretarse la fase recuperativa, en tanto las actividades docentes
dirigidas a más de 138 mil alumnos se asumieron con celeridad,
debido a la puesta en práctica de alternativas comunitarias, como
impartir clases en casas de familia.
Al igual que en el resto de Cuba, cada escuela posee en sus aulas
equipamiento tecnológico de TV, vídeo y computadora, módulo puesto a
salvo en Pinar del Río antes de los huracanes.
Además de las fuerzas de trabajo de apoyo, la nación antillana
recibirá de Venezuela -en el sector de las edificaciones- materiales
bioconstructivos que se destinarán de acuerdo con la valoración
nacional de las necesidades en el país