El gobierno y ocho de los nueve
prefectos de Bolivia reiniciaron hoy el diálogo conciliador con las
esperanzas cifradas en la firma de un acuerdo nacional para lograr
la pacificación del país.
En presencia del presidente y el vicemandatario, Evo Morales y
Alvaro Garcia, se reinstaló la mesa central de las negociaciones,
que transcurren a puertas cerradas en esta central ciudad.
Según lo anunciado, la comisión principal recibirá un informe del
trabajo realizado en los últimos tres días por los especialistas en
torno a los ejes del conflicto: las autonomías regionales y el
Impuesto Directo de Hidrocarburos (IDH).
Fuentes gubernamentales reiteraron la intención de impulsar la
rúbrica de un documento que perfile el camino a seguir en el proceso
negociador, iniciado la semana pasada.
Tanto el Ejecutivo como los dirigentes opositores de Santa Cruz,
Beni y Tarija han manifestado su optimismo en los progresos de esas
pláticas, en las cuales la población deposita todos sus votos para
salir de la actual crisis política.
Poco antes de la reanudación del diálogo, el vicepresidente
García pidió a los prefectos de la oposición mayor seriedad en sus
demandas y centrarse en los temas concretos del diferendo.
El funcionario criticó la intención de algunos grupos de
introducir nuevos tópicos en dichas conversiones, después que en el
inicio de las mismas se establecieron con exactitud los puntos a
debatir.
Ratificó que el gobierno tiene la flexibilidad de aceptar
modificaciones para enriquecer la nueva constitución en referencia a
las autonomías y el IDH, con correcciones puntuales, pero no abrir
una discusión sobre aspectos generales.
Es ilusorio querer cambiar la Constitución con esos argumentos;
no puede ganarse en una mesa de diálogo lo que se perdió con el voto
del pueblo, aseveró.
Otro de los objetivos de las negociaciones es viabilizar hasta el
15 de octubre la aprobación en el parlamento de una convocatoria a
un referendo para someter al criterio popular la nueva carta magna.
La Unión de Naciones Suramericanas, la Organización de Estados
Americanos, Naciones Unidas y la Unión Europea se encuentran en las
pláticas en calidad de observadores, junto a representantes de
iglesias bolivianas.