CIÉNAGA DE ZAPATA.— En el paroxismo de los vientos y lluvias que
zarandearon a Cuba se puso a prueba la emisora La voz de la
Victoria. Fueron Gustav e Ike nuestra primera gran experiencia,
reconoció Noelis Santoyo, la directora.
A la escasa distancia de cuatro meses de su salida al aire, estos
fenómenos ciclónicos —sin excluir a la tormenta tropical Fay—
exigieron a este joven colectivo de un extra en su desempeño
laboral.
"Experimentamos la mayor presión desde la apertura de la emisora.
Los seis trabajadores nos mantuvimos en el centro las 24 horas. Nos
encadenamos con Radio 26 y dábamos partes cada 20 minutos. La
provincia y en particular los cenagueros conocieron con precisión y
lujo de detalles todo lo que estaba ocurriendo.
"Resultó una experiencia única. La gente llamaba para informarse,
otros lo hacían para ofrecer sugerencias de cómo hacer las cosas de
una manera mejor, y los organismos aprovecharon la oportunidad para
notificar acerca de medidas que debía adoptar la población. Estos
sucesos sirvieron para afianzar la utilidad de contar con una
emisora en un territorio como la Ciénaga de Zapata."