Trabajadores civiles de la defensa

Del lado del deber

Katia Siberia García

Las apariencias vuelven a ser engañosas; sobre todo si se buscan hombres de traje verde para lograr testimonios que hablen de la defensa. Miles de trabajadores civiles de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y del Ministerio del Interior (MININT) pueden atestiguar también sobre esa cotidianidad aunque su vestimenta no los delate.

Foto: Yaimí Ravelo Jorge Camilo Gómez y Jorge Gil Pedroso comparten trabajo e historias.

Así nos sorprendió Rafael Ballar González, quien con solo 22 años de edad ha tenido no pocas situaciones difíciles en el Comando de Salvamento y Rescate del MININT en Ciudad de La Habana. Ante el escape de sustancias tóxicas, incendios, penetraciones del mar, este joven ha de conducir cuidadosamente el carro con los técnicos que, a riesgo de sus vidas, preservan otras. Mas Rafael no solo maneja.

"He tenido que ayudar a mis compañeros a sacar fallecidos de los accidentes, entrar a los derrumbes para facilitar una herramienta o ayudar en la retirada de escombros, muchas veces nos convertimos en un técnico más", confiesa el chofer.

En el comando de Salvamento y Rescate el timbre que anuncia la emergencia despliega a hombres bien preparados.

Las cosas que veo a veces me sobrecogen, me afectan un poco, pero cada vez que logramos rescatar personas o bienes materiales, nos sentimos muy estimulados, añade.

Unas cinco salidas diarias, fundamentalmente a los municipios de Centro Habana, La Habana Vieja, Plaza, Cerro y 10 de Octubre (más reincidentes en escenarios complejos) ponen en alerta y perfecta "disposición combativa" a otros jóvenes que como Rafael no llevan el típico traje que identifica a la tropa de este comando.

Diferentes, y no menos importantes, son también las misiones que en una unidad de transportaciones de las FAR cumplen sus trabajadores civiles. Allí Jorge Camilo Gómez cuenta, desde la altura de su rastra, las muestras de agradecimiento por la teja o la tabla transportada y el esfuerzo de las largas jornadas.

"Cuando llegamos a Los Palacios, a La Palma, con las primeras tejas, la gente nos recibía con mucho agradecimiento."

El descanso generalmente era mientras cargábamos o cuando descargábamos. El resto era carretera y mucha tensión para conservar la distancia entre carro y carro de la caravana, recuerda este chofer que no anuncia, además, su bien merecida medalla Hazaña Laboral, por haber sido durante cinco años consecutivos Vanguardia Nacional.

Jorge Gil Pedroso, quien acababa de regresar de Ciego de Ávila con un contenedor "a cuesta" asegura que la agilidad en su desempeño es muy importante. "No conducimos rápido ni lo hacemos de noche, pero nos esforzamos por no pagar la estadía de un solo contenedor en el puerto".

En trenes, otros hombres llevan asimismo los materiales de construcción hacia las provincias orientales.

Desde la docencia, la investigación, los servicios, la producción¼ , muchos son los que brindan también su aporte.

La defensa y la seguridad del país se mantienen como tareas primordiales de estos hombres y mujeres a quienes, sin alcanzar grados, su destreza les confiere una categoría mayor: el respeto y la admiración de los que por estos días huracanados reconocen en ellos hombres de pueblo.

 

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