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La Colmenita: arte esencial, no mero adorno

OCTAVIO BORGES PÉREZ

La Colmenita, grupo paradigmático del teatro cubano, dirigido por Carlos Alberto Cremata, regaló la miel de su arte este fin de semana en los lugares más afectados de Pinar del Río por recientes huracanes, acontecimiento que resultó obra de amor, más que hecho cultural.

Minas de Matahambre, Consolación del Sur, San Cristóbal, Bahía Honda, Viñales, Candelaria, Los Palacios y La Palma fueron testigo de las presentaciones, enriquecidas con la participación de artistas circenses de primera línea.

El espectáculo, digno de presentarse en cualquier escenario del mundo, resultó más eficaz por la complicidad establecida entre artistas y público, al punto que al final de la presentación, en oleadas se sumaron a cantar y bailar en el escenario.

Difícil fue paso por Viñales, con su panorama de árboles derribados y unos pocos que quedaban en pie, de ramas y hojas chamuscadas, como si hubieran sufrido un incendio forestal.

Los niños en Minas o en Santa Lucía -pequeña localidad cercana- son los mismos que pueden encontrarse en La Rampa capitalina, alegres y desinhibidos, curiosos y prestos a sumarse a los juegos y los cantos.

Declarados "Embajadores de buena voluntad" por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, los integrantes de La Colmenita surgen de la comunidad y a ella consagran todos sus esfuerzos artísticos y humanos.

Niños y adultos los recibieron como a alguien muy cercano y querido, de inmediato se estableció una fuerte corriente de empatía entre artistas y público y se hizo el milagro del gran disfrute en común, del que todos salieron enriquecidos.

Brigadas como esta confirman que en casos de azotes de fenómenos naturales extremos, si esencial es la ayuda material inmediata, como la está dando el Estado cubano, también resulta imprescindible el alimento espiritual, la belleza y la poesía brindadas por el arte verdadero.

Ese acompañamiento de los artistas a su pueblo en momentos dramáticos, más que humanismo revolucionario, es una muestra de la resistencia y la generosidad que entraña ser cubano de su tiempo.

Durante el trayecto, los adolescentes y niños del grupo comentaban la disposición a darlo todo con verdadero amor, y al regreso afirmaban haber recibido más de lo que dieron. (AIN)

 

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