Dentro de dos o tres décadas, Cuba será el país más envejecido de
América Latina y el Caribe, afirmó Juan Carlos Alfonso Fraga,
director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la
Oficina Nacional de Estadísticas. Mientras, el asesor regional de
Envejecimiento de la Organización Panamericana de la Salud, Enrique
Vega, reveló que para la misma fecha en la región latinoamericana y
caribeña habrá tantos octogenarios como niños en edad preescolar.
El primero de estos augurios revela un perfeccionamiento de los
sistemas cubanos de seguridad social e instrucción, aseguró Alfonso
Fraga, para quien el envejecimiento poblacional no debiera asumirse
como un índice negativo. Un niño cubano —explicó— con una esperanza
de vida al nacer de 76 años para los hombres y 80 para las mujeres,
se identifica con menos del 20 % de la población mundial que puede
aspirar a alcanzar tal edad.
Sin embargo, el segundo pronóstico sí resulta preocupante, en
tanto muchos países de la región carecen de un servicio de salud con
cobertura mínima para los adultos mayores y un tercio de este sector
poblacional no dispone de jubilación, pensiones o trabajo
remunerado.
La experiencia cubana en la implementación de políticas de
bienestar en el envejecimiento constituye una guía de trabajo para
los países del área. Los resultados de nuestro sistema de seguridad
social y de salud universal, tanto como los de la Cátedra del Adulto
Mayor y otros programas, dan fe de la calidad de vida conquistada
por los cubanos con más de sesenta años quienes hoy superan el
millón 860 000.
Estos y otros temas relacionados con la atención al adulto mayor
integran la agenda de debate de Gerontoger 2008, un encuentro en el
cual especialistas de múltiples disciplinas se empeñan por deshacer
mitos y fobias de la tercera edad y elevar el bienestar de quienes
la transitan.