Gustav e Ike con su rastro de destrucción no pudieron impedir que
hoy, uniformes, mochilas y útiles escolares alcanzaran el máximo de
protagonismo.
Alternativas como el funcionamiento de aulas en viviendas de la
vecindad e instituciones en aquellos planteles muy castigados por
los huracanes, y la rápida recuperación de otros, posibilitaron que
amén de los perjuicios esta jornada de cada septiembre como de
costumbre fuera un día muy especial, de júbilo nacional.
En el pinareño seminternado de primaria Hermanos Cruz, uno de los
perjudicados por los meteoros, el reencuentro con los compañeros de
clase y la emoción de otros que hoy se adentran en el mundo del
conocimiento, resultó suficiente para borrar algún mal recuerdo de
jornadas anteriores, cuando los vientos y las lluvias castigaron
esta tierra.
Mientras la directora anunciaba la normalidad del curso, con
actividades hasta las siete de la tarde, como de costumbre, Leyla
Padrón y Luis Marcel Carmona, permanecían impacientes por dar un
gran beso a sus maestras, cuyo claustro creció al incorporarse hoy
una profesora jubilada, quien respondió al llamado de la Revolución.
Septiembre siempre tiene similar inicio, sin embargo esta vez
sorprende con nuevos descubrimientos, gracias al colosal esfuerzo de
los pobladores de la Isla por la recuperación.
En Pinar del Río, más de 800 escuelas de las diferentes
enseñanzas abren sus puertas, en tanto seguirán en marcha los
múltiples programas y transformaciones en práctica en ese sector,
dirigidos a elevar sustancialmente la calidad del proceso docente
educativo.
No hay dudas, el noveno mes del año siempre trae sorprendentes
descubrimientos, y a pesar de los huracanes, sobradas razones hay
para el júbilo