El gobierno boliviano destacó hoy
avances en el diálogo para la conciliación nacional con prefectos
opositores, que continuará hoy tras el regreso del presidente Evo
Morales de la cumbre de la UNASUR en Chile.
De acuerdo con el viceministro de Descentralización Fabián Yaksic,
se logró con el representante del llamado Consejo Nacional
Democrático y máxima autoridad en Tarija, Mario Cossío, perfilar un
documento que pudiera ser suscito entre todos, adelantó.
Cossío señaló por su parte que hará las consultas pertinentes con
los prefectos de Santa Cruz (Rubén Costas) y de Beni (Ernesto
Suárez), a los que representa, sin mencionar al de Pando, Leopoldo
Fernández, a quien el gobierno acusa de crímenes de lesa humanidad y
espera detener en las próximas horas.
La región de Pando entra hoy en el tercer día de estado de sitio,
con la presencia reforzada de militares pero también de una comisión
humanitaria enviada por Palacio Quemado que investiga la muerte de
unos 30 campesinos y atiende a decenas de heridos.
Según el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, quien
encabeza ese grupo, no habrá flexibilidad alguna con los culpables
de los actos violentos.
En ese sentido, Quintana ratificó sus acusaciones contra el
prefecto Fernández por la contratación de paramilitares y sicarios
peruanos y bolivianos para asesinar a los labriegos, según ratifican
los testimonios de sobrevivientes.
También sentenció que el prefecto pandino instauró relaciones
estructurales con narcotraficantes para sembrar terror, muerte y
persecución en el pueblo.
Aseguró que el Estado solicitará contra Fernández una condena de
30 años de privación de libertad en una cárcel de máxima seguridad
sin derecho a indulto por organizar y financiar esa masacre.
Además afirmó que se pudo comprobar una cacería selectiva de los
principales dirigentes campesinos.
Añadió que las pruebas de la masacre ordenada así lo corroboran,
además de los muertos con disparos precisos en el corazón o en la
cabeza que les causó su deceso.
Hacia Cobija, capital de Pando, según el gobierno central, podría
viajar una comisión integrada por el Defensor del Pueblo, La Cruz
Roja y otra legación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos, entre otros, para verificar esas
acusaciones.
Paralelamente a esas instituciones, el Congreso Nacional se
convertirá mañana en ministerio público para valorar las pruebas del
Ejecutivo sobre la masacre de campesinos y otros disturbios.
El gobierno nacional declaró que está en marcha un golpe de
Estado civil para derrocar a Evo Morales, del que también acusa al
embajador de Estados Unidos Philip Goldberg, quien la víspera
abandonó el país, estimado como persona non grata.
De otra parte, la sociedad boliviana asiste expectante a las
deliberaciones de la reunión de en Santiago de Chile de los 12 jefes
de Estados miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR)
que analizará la situación política en este país andino.