Se dice que Stone permanece editando, encerrado a cal y canto y
sin revelar más detalles que los ofrecidos en algunas entrevistas,
hace meses. No es primera vez que se atreve con presidentes de su
país. Antes lo hizo con Kennedy y Nixon, pero ambos estaban muertos
y no pudieron opinar. Ahora es de suponer que Bush se encuentre
entre los primeros en ver la película, pero como W se
estrenará primero en Londres, es de creer también que algún amigo le
procure una copia pirata por aquello de que "guerra avisada no mata
soldados".
Sin embargo, tanto el director como algunos actores principales
han declarado a lo largo del rodaje que esta biografía no intenta
ser una guerra a cañonazos contra el presidente de los Estados
Unidos, quien bastante tiene con llegar al final de su último
mandato con uno de los índices de popularidad más bajos en la
historia del país.
Según declaraciones del actor Josh Brolin a la revista New Yorker,
la película, aunque acentúa una visión humorística "del asunto", no
es una caricatura de Bush, sino "una historia apasionante e
irresistible sobre un hombre que era como un ratón en un laberinto,
que estaba completamente perdido, buscando el queso que no
encontraba. Y de repente, se convirtió en presidente de los Estados
Unidos".
Respondiendo a ataques provenientes de la prensa conservadora,
Brolin, que encarna a Bush en W, declaró a Los Ángeles Times
que los republicanos no deben sentirse ofendidos, ya que la cinta
"no es política, es biográfica. La gente recordará que este hombre
es humano, pues fuera de la película siempre le deshumanizamos, le
llamamos idiota, marioneta y fracasado. En el filme, en cambio,
preguntamos ¿cómo crece un hombre y llega a convertirse en esa
persona?"
Oliver Stone dejó claro que, aunque el actual presidente sumió al
país en el caos, no es una visión aplastante del personaje lo que
intenta proponer: "Bush no es una persona compleja y oscura como
Nixon, así que esta película puede ser graciosa porque Bush lo es.
Es un tipo extraño y algo payaso y pone caras raras constantemente.
No es un presidente común, así que podemos divertirnos un poco".
También en declaraciones formuladas a la revista Entertainment
Weekly antes de comenzar el rodaje, Stone significó que no le fue
fácil completar el cuadro de actores por cuanto en Hollywood hay más
republicanos en ese sector de lo que ha hecho creer la leyenda. Y
entre los demócratas ––dijo–– muchos tuvieron dudas: "Odian tanto a
Bush que no entendían por qué quería hacer yo una película sobre
él".
¿Y el dinero para el rodaje?
En euros. Porque no obstante la fama de Oliver Stone y sus tres
premios Oscar, no hubo una sola casa productora norteamericana
dispuesta a soltar un dólar. Así pues, la producción corrió por
parte de australianos, alemanes y chinos.
Aunque todavía está por verse W, hay algo que nadie
discute: las implicaciones políticas que tendrá el filme, a
estrenarse el 17 de octubre, justo dos semanas antes de celebrarse
las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Porque si bien
es cierto que se trata de una biografía del presidente republicano,
de "ese ratón en su laberinto", como ha dicho el actor Josh Brolin,
es imposible dejar de pensar en las manos que a lo largo de ocho
años le amasaron el queso.