Tras una pausa de cuatro días, y con daños acrecentados, Pinar
del Río reinicia la recuperación. Olga Lidia Tapia, presidenta del
Consejo de Defensa Provincial, explica que una de las tareas más
urgentes, luego de las recientes inundaciones, es evitar que haya un
brote de enfermedades. En ese sentido, se pone énfasis en el trabajo
de saneamiento y en la necesidad de hervir y clorar el agua.
"Hay que extremar las medidas de control epidemiológico. En
algunos lugares, hemos orientado incluso que hay que vaciar y
limpiar las cisternas, y que mientras tanto se abastezca con pipas a
los habitantes de esos lugares."
Los linieros encaramados en los postes, son quizás la señal más
elocuente de la fase recuperativa. Alrededor de un millar de
trabajadores del sector eléctrico de Vueltabajo y de otras doce
provincias que permanecen acá, prosiguen la rehabilitación de las
redes.
Los principales servicios se restablecen. El inicio del curso
escolar, pospuesto en dos oportunidades, se fija para el lunes
próximo.
La vivienda, tras el paso de Ike, es un problema aún más serio.
"Es preciso que cada damnificado se incorpore a la construcción de
su casa. Más que una consigna, eso tiene que convertirse en un hecho
durante esta etapa que iniciamos", precisa Olga Lidia.
Explica que al igual que se comenzó a hacer tras el paso del
huracán Gustav, hace 11 días, se mantendrá la estrategia de dar
prioridad a la preparación de facilidades temporales para quienes
perdieron sus hogares, y a las reparaciones menos complejas, a fin
de que no se continúen deteriorando.
Este jueves se restableció la entrega de materiales a la
población y la llegada de nuevos recursos a la provincia.
A pesar de las afectaciones, no todo es negativo. Pinar del Río,
que inició el mes de agosto en situación de sequía, tiene en este
momento los embalses al 87% de su capacidad de llenado. Los
especialistas advierten que este no es un dato definitivo, porque
aún no ha terminado el escurrimiento.
El grado de humedad que han recibido los suelos crea condiciones
favorables para la venidera campaña tabacalera —el principal renglón
económico del territorio— próxima a comenzar, y que requerirá un
esfuerzo gigantesco en la reposición de las capacidades de curación.