La lluvia, a veces fina y otras más fuerte no impide el quehacer
de los villaclareños ante la cercanía del huracán Ike, es un combate
entre la naturaleza enfurecida y los cubanos, por preservar vida y
bienes.
aribeños, conocedores de cuanto pueden afectar estos fenómenos
meteorológicos y con una memoria reciente de lo sucedido en los
territorios hermanos de Pinar del Río y el municipio especial Isla
de la Juventud, sacan con prontitud experiencias y siguen las
orientaciones de la Defensa Civil.
Las calles sin movimiento de vehículos y un fuerte sonido
producido por el claveteo de puertas y ventanas caracterizan la
jornada, en tanto muchos se trasladan a casa de familiares o amigos
para seguridad de sus vidas.
Evacuados, personal que trabajará aún bajos las más fuertes
rachas de viento desde el barrio hasta las instancias del Estado,
junto a una ágil e inmediata acción de la prensa, singularizan el
momento.
Los cubanos, sin darse cuenta, perfeccionan la disciplina y
organización que requieren estos instantes para cuidar lo más
valioso, las vidas humanas, que en otros lugares y en situaciones
semejantes se vuelven tan vulnerables como el tronco de los árboles
ante la ferocidad de los vientos.
a espera es de horas, se sabe que la disposición ante la
presencia de Ike, será mañana de recuperación en una mezcla de lucha
y esperanza de este pueblo, que desde hace medio siglo dejó de estar
abandonado a su suerte ante catástrofes naturales.