Las penetraciones del mar causadas por el huracán Ike a Baracoa,
derribaron un muro de la antigua fortaleza La Punta, erigida en el
siglo XIX para preservar a esta Villa de los ataques de corsarios y
piratas.
Las olas de cinco metros de altura que sobrepasaron este domingo
al malecón de la Primogénita de Cuba, debilitaron la estructura de
la edificación, la cual fue convertida en restaurante e integra el
tríptico de fortines levantados entre 1739 y 1742, en esta ciudad.
Junto a la Punta por encargo de la administración colonial se
construyeron en esa época en la asediada Baracoa el fuerte de Punta
de Esteban o Matachín, transformado posteriormente en Museo y el
Seboruco, asiento del motel El Castillo.
La instalación dañada es uno de los patrimonios del núcleo
poblacional más antiguo de la Isla y sufrió varias remodelaciones,
una de ellas dirigida por el arquitecto cubano-norteamericano Walter
Anthony Betancourt (1932-1978), considerado el precursor de la
arquitectura orgánica en Cuba.
Llevado a Estados Unidos desde niño por sus padres, Betancourt
fue un discípulo eminente de Frank Lloyd Wright (1867-1959), a quien
se debe esa modalidad arquitectónica, según la cual toda
construcción debe derivarse directamente del entorno.
La calidad e integración al paisaje perduran en la Estación
Experimental de la Organización de Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación (FAO), edificada por Betancourt en las
montañas del municipio Guisa (provincia de Granma) y lograda con un
equilibrio preciso entre los espacios y el medio natural.
El artista decidió radicarse en su patria luego del triunfo de la
Revolución, a la cual aportó otras obras, en las que sin descuidar
las reglas establecidas por Lloyd Wright, tienen su lugar las
celosías, el ladrillo y las piedras pelonas de los ríos cubanos.