Pero el presente que hoy los pinareños construyen no los mantiene
absortos del todo. Ike los pone alertas. Por eso Ismael Portales
toma precauciones.
"Los tornillos que aguantan las planchas los tengo flojos, y cada
plancha está enumerada. Si el ciclón viene las quito y las ordeno
por número para luego poder ponerlas fácilmente. Este nuevo techo yo
lo cuido con mi vida", dice Ismael, un damnificado que ya tiene que
pensar en el futuro.
En Entronque de Herradura, además de Gustav, Ike es la noticia.
Por si acaso, Marta Serrat, que vio volar las tejas de su casa,
pasará en lo adelante cualquier fenómeno atmosférico en la casa de
su hermana, más confortable. Lo dice, al tiempo que esposo e hijo
acomodan el nuevo techo.
En el reparto La Guaracha se priorizan mujeres, niños, casos
sociales, se habilitan facilidades temporales y casas de familia que
llegaron a contar con 60 miembros, van dando espacio a la
normalidad.
Luego de visitar algunas zonas dañadas en las que los vecinos
aportaban su trabajo voluntario, Juan José Rabilero, coordinador
nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), dijo que
los "pinareños siempre se recuperan, a pesar de la dura realidad que
es la de ser los más azotados por los huracanes".
Así lo demuestra Donato González, quien ayuda al arreglo de
techos; Rebeca Hernández, sin cubierta de casa, pero entregando su
aporte en la recogida de escombro a unos kilómetros de su Consejo
Popular; Alenier Vitón, de 11 años, con botas y pantalón postergando
su juego de domingo por una pala en la mano¼
, los ejemplos se encuentran en cada esquina.
Y aunque el panorama humano inspira optimismo, la situación no
deja de ser preocupante. Eduardo García Martínez, primer secretario
del Partido en Consolación del Sur, lo confirma.
"De las 25 533 viviendas, 16 148 resultaron afectadas y unas 8
000 con derrumbe total. Solo 21 casas de curación de tabaco en el
municipio más productor del país (poseía 1 857) quedaron en pie".
Sin embargo, comenta Eduardo, hemos avanzado en la electricidad,
la telefonía, la reanimación del pueblo¼
se han entregado techos. La gente va a seguir trabajando, señala.
Rabilero, por su parte, lo sostiene. La campaña Mi aporte por
el techo ya recupera unas 200 toneladas en 4 días, pero tenemos
que hacerla más intensiva en hospitales, escuelas, hoteles, TRD¼
, centros generadores de papel. Los ciclones no paran y nosotros
tenemos que seguir.