.— Líderes de la mayoría
parlamentaria y del principal partido opositor del Líbano
manifestaron hoy disposición a un diálogo reconciliador entre
facciones rivales, apegados al espíritu del Acuerdo de Doha de mayo
último.
El jefe del movimiento Hizbalá (Partido de Dios), jeque Hassan
Nasrallah, abogó porque el diálogo libanés se realice tan pronto sea
posible y exhortó a todas las formaciones políticas del país a
intervenir en esa discusión.
Aún cuando el debate nacional debe incluir planteamientos
potencialmente antagónicos sobre las armas en poder del grupo chiita,
Nasrallah aseguró que Hizbalá está listo en una comparecencia
difundida por el canal televisivo Al-Manar.
La principal fuerza opositora, según su máximo dirigente, está
abierta a conversar en un ambiente desprovisto de hostilidades con
las organizaciones sunnitas rivales, en particular con el líder de
la mayoría parlamentaria y del Movimiento Futuro (MF), Saad Hariri.
Aún si la situación de seguridad exige que Hariri (hijo del
asesinado ex primer ministro Rafik Hariri) y yo no podamos reunirnos
personalmente, eso no significa que otras autoridades de ambos
partidos no puedan, subrayó.
Nasrallah reconoció, asimismo, la representatividad popular del
Movimiento Futuro dentro de la comunidad musulmana sunnita y aseguró
que estamos listos para cooperar con ellos, sin precondiciones .
Precisamente, Hariri inició el fin de semana una visita a la
norteña ciudad de Trípoli, principal escenario en meses recientes de
enfrentamientos armados entre musulmanes sunnitas y chiitas alawitas,
estos últimos afines al Partido de Dios.
Apoyamos todos los esfuerzos reconciliadores en Trípoli, con
independencia de quien los promueva, expresó al respecto Nasrallah,
al acotar que una reconciliación similar se necesita en Beirut.
Durante un recorrido por la localidad de Sir al-Dinniyeh, el jefe
del MF conversó con el líder alawita y ex parlamentario Ali Eid,
bajo los auspicios del mufti (erudito intérprete de la ley islámica)
de Trípoli y el Norte, jeque Malek al-Shaar.
Hariri recordó a los alawitas que todos somos libaneses y no
permitiremos a nadie inmiscuirse en nuestros asuntos y que la
seguridad de esa secta es parte integral de la seguridad de Trípoli,
por lo que hará lo máximo posible para garantizarla.
Ambos líderes coincidieron en que la reconciliación entre
libaneses comienza por proteger la paz civil, restituir a las
fuerzas armadas la responsabilidad de velar por la seguridad de la
urbe, eliminar toda manifestación armada y propiciar el retorno de
los desplazados.
El Acuerdo de Doha fue firmado en mayo de este año por los
principales sectores políticos libaneses para poner fin al vacío
institucional existente desde noviembre de 2007 y a la violencia que
cobró la vida de decenas de personas.
A partir de dicho pacto se eligió presidente a Michel Suleimán,
se acordó una política de estado para el gobierno y se deben
realizar, además, un diálogo nacional y elecciones generales en
2009.