Bosques de la primera Reserva de la Biosfera declarada en Cuba,
en el este de la provincia de Pinar del Río, se afectaron al paso
del Huracán Gustav, y expertos aseguran su recuperación, aunque será
después de muchos años.
En diálogo con la AIN, el Máster en Ciencias, Fidel Hernández
Figueroa, refirió los perjuicios estimados, de modo preliminar,
entre el 80 y el 90 por ciento de la flora, fundamentalmente en la
vertiente sur de las tres cadenas montañosas del área.
Los primeros monitoreos, enfatizó, permiten estimar vientos de
unos 300 kilómetros por hora, al dejar un rastro de follaje caído,
árboles desraizados, plantas sin hojas y palmas reales partidas; sin
embargo las ubicadas en otras posiciones no sufrieron ese impacto.
El especialista, también director de la Estación Ecológica allí
radicada, aseguro que ello no pone en peligro la condición de
Reserva de la Biosfera, pues, si bien la biodiversidad sufrió, el
ecosistema tiene aptitud para regenerarse al paso del tiempo.
La Península de Guanahacabibes fue víctima de los embates del
huracán Iván y ya se repone, dijo, y enfatizó sobre lo activa que es
la naturaleza allí, así como el apoyo con el cual contribuirán las
comunidades y campesinos aislados en la recuperación de las especies
más perjudicadas.
Para el colectivo técnico de la Estación Ecológica de la Reserva
de la Biosfera Sierra del Rosario aún es muy pronto a fin de deducir
la cuantía real de ejemplares derribados; sin embargo los alegra ver
el retorno de las aves a aquellos parajes como si la vida dijera:
vuelvo.
Relativo a la fauna abrigada en bosques siempre verdes y
semideciduos de multitud de especímenes, los cálculos indican los
principales estragos en mamíferos, anfibios, insectos y reptiles,
menos ágiles que los pájaros para huir a refugios seguros.
Ellos valorarán hoy a Mango Bonito y Soroa, en los límites del
área con tal categoría internacional desde 1985, mientras mencionan
alentados la conservación intacta de las ruinas de los cafetales
franceses del siglo XIX, parte llamativa del patrimonio histórico-
cultural del sitio.
Esta reserva, con unas 25 mil hectáreas, es ejemplo de la armonía
hombre y entorno, con la comunidad de Las Terrazas, experiencia de
desarrollo rural sostenible con bases en el turismo- apenas con
afectaciones-, igual suerte corrida por el Hotel La Moka, ante el
tristemente célebre Gustav.