De acuerdo con testigos presenciales los incidentes comenzaron cuando los viajeros en espera de la puesta en marcha del tren en la localidad de Merlo hacia la capital reclamaron una explicación de los empleados.

La multitud enardecida en la estación destrozó la cabina de boletería, mientras que unos jóvenes de entre 18 y 20 años- de acuerdo con otros pasjeros- prendieron fuego a un periódico dentro de uno de los vagones, que rápidamente se incendió y expandió.

El resultado fue ocho vagones dañados en el lugar y el saqueo de locales cercanos, además de un enfrentamiento a pedradas con efectivos de la policía llegados al lugar para intentar restablecer la calma.

En la siguiente estación hacia esta capital, en la localidad de Castelar, los pasajeros en espera arremetieron contra la casilla de la empresa privada que regentea Trenes de Buenos Aires, saquearon oficinas y quioscos aledaños y enfrentaron a fuerzas policiales.

Autoridades del orden interior opinaron que, independientemente del enojo de la gente por la baja calidad del servicio, los disturbios sólo pueden haber sido resultado de la acción de grupos organizados.

Ninguna persona que viaja para su trabajo lleva en los bolsos aerosoles de pintura y artículos incendiarios, expresó el superintendente policial Daniel Salcedo, entrevistado por una radio capitalina.