Cuando algún niño en Cuba es muy activo, suele decirse de él que
es un "ciclón", y la familia del bebé Gustavo David, nacido justo en
medio del Huracán Gustav ya manifestó su seguridad de ello a la AIN.
Ocurrió su alumbramiento en el Hospital General Comandante
Pinares, del municipio de San Cristóbal, donde el 30 de agosto los
vientos cercanos a la instalación tuvieron rachas de unos 300
kilómetros por hora, y gracias a la preparación previa a la
catástrofe se le pudo practicar una cesárea.
La fuerza eólica, que causó estragos a la estructura constructiva
del hospital, sorprendió a Doralba Bocourt, de 40 anos de edad, en
el cubículo - quirófano habilitado para casos emergentes- ante la
contingencia meteorológica, como se orientó.
Gustav es sinónimo de peligro y devastación en este extremo de
Cuba, pero ella representa la alegría de una nueva vida, al parecer
con pronósticos de ser tan "fuerte" como el huracán, categoría IV en
medio del cual nació.
La destrucción parcial de ese local a consecuencia del vendaval
obligó a los galenos al rápido traslado de la gestante para uno de
los salones de operaciones de ese centro de salud.
"Yo sentí mucho miedo por la furia del ciclón, el sonido que
emitía el viento, algo similar a un potente silbido, y pensaba sin
cesar en el bebé, sobre todo cuando la electricidad faltó unos
instantes y médicos y enfermeras permanecían conmigo, mientras sentí
a las personas moverse a proteger los recursos del hospital",
recuerda.
Pese al riesgo alrededor de las 12 de la noche del 30 de agosto
nació su niño, y a pocas horas del feliz desenlace, agradece a los
que preservaron su vida y la de su hijo, lo cual demuestra la
profesionalidad del departamento de Ginecología y Obstetricia,
dirigido por la doctora Ana Rodríguez.
Allí en su cunita, quienes lo visitan no dudan que "será un
ciclón".