En las inversiones

Déficit de constructores, un lastre de consideración

María Julia Mayoral
ma.julia@granma.cip.cu

La economía cubana está obligada a usar racionalmente sus limitados recursos. Esto llevará a postergar cuantas inversiones no sean imprescindibles de inmediato; pero dentro de los márgenes de lo posible, decisivas obras corren el peligro de retardarse. ¿Una causa básica? El déficit de constructores.

Foto:  Raúl LópezHasta inversiones priorizadas como las de la Batalla de Ideas registran afectaciones por déficit de fuerza de trabajo.

Es responsabilidad del Ministerio de la Construcción (MICONS) asegurar la demanda de producción de construcciones en correspondencia con las exigencias del Plan de la economía, cuya elaboración también requiere mayor rigor, pues no deberá incluirse ninguna obra sin garantía de recursos, tanto humanos como materiales y financieros.

Pese a ser un frente priorizado, ni el programa inversionista de la Batalla de Ideas pudo disponer de la fuerza de trabajo prevista durante la primera mitad del año. Mes tras mes faltaron constructores para un déficit promedio superior a los 2 200 hombres; aunque hubo momentos con registros superiores: mayo, 3 982, y junio, 3 732, informa Otto Rivero Torres, vicepresidente del Consejo de Ministros. Según el dirigente, las provincias más afectadas fueron Ciudad de La Habana, Matanzas y Holguín.

JUICIOS DE EXPERTOS

Fundador del contingente Julio Antonio Mella y subdirector allí de recursos humanos, Eliaquín Hernández Monje está entre los que considera que la experiencia inicial de los contingentes —después decayeron en el periodo especial— dio pruebas de cómo hacer las cosas con eficiencia. Se trata, dice, de conjugar "muchos poquitos": aseguramiento material de las inversiones, herramientas y medios de protección en manos de la gente, buena alimentación y condiciones en los campamentos, salarios que premien el esfuerzo, ejemplo de los jefes en el trabajo y organización a pie de obra, porque quizá no haya algo tan negativo como perder tiempo y calidad por el desorden.

Según Rosario Fabré Navarrete, directora de recursos humanos en el Grupo Empresarial de la Construcción (GECONS) de Ciudad de La Habana, durante los últimos dos años han mejorado las condiciones laborales y de vida porque hubo financiamiento en divisas para hacerlo. Las reparaciones de los campamentos y su acondicionamiento con nuevos televisores, equipos de video, bebederos, menajes de cocina... , ejemplifican ese esfuerzo nacional, comenta la especialista.

Pero todavía, asegura, hay muchas cosas por resolver y no todas las organizaciones constructoras están en igualdad de condiciones hasta en aspectos elementales como el transporte obrero y las facilidades temporales a pie de obra.

Con más de 40 años como constructor y una respetada trayectoria en puestos de dirección, Santiago Hernández fundamenta que el déficit tiene lugar no solo en oficios básicos como los de albañil, plomero, carpintero... "Nos faltan técnicos y profesionales; aunque impartimos cursos para formar operarios, ejecutores auxiliares... , y atendemos el adiestramiento de los universitarios recién graduados, muchos se van cuando toman experiencia".

Norberto Pérez, director de GECONS en Ciudad de La Habana, reconoce entre los factores adversos el incorrecto empleo de los sistemas de pago debido al facilismo y la falta de preparación de los jefes a la hora de definir las tareas y ajustar el pago por resultados. No obstante, afirma, debería evaluarse la conveniencia de aumentar la cuantía de las tarifas establecidas para los constructores pertenecientes al MICONS, pues en otros sectores y organismos hay pagos más ventajosos para labores similares.

También, advierte, tenemos que potenciar la preparación de jóvenes en politécnicos y escuelas de oficios, mejorar los mecanismos de ubicación de los graduados en esos centros y en las universidades. Resultaría provechosa, añade, la reincorporación de jubilados en condiciones semejantes a las aprobadas recientemente para el caso de los maestros.

ARISTAS DEL MISMO PROBLEMA

Ciudad de La Habana —con la cifra más alta de ejecuciones— califica como el escenario más preocupante: sus obras emplean en estos momentos a más de 11 000 personas provenientes del resto del país, cuya manutención (albergue, transporte, comida... ) se hace cada vez más costosa, sustenta Orlando Peña Pozo, director de atención al hombre del GECONS capitalino.

Sin embargo, en mayor o menor medida ninguna provincia escapa a las tensiones que provocan la falta de constructores, la inestabilidad y la poca preparación de operarios y cuadros intermedios de dirección. A ojos vista, por ejemplo, Cienfuegos podría vivir situaciones también bastante complejas cuando encare las millonarias inversiones del polo petroquímico.

Para el ingeniero Danilo Fuentes, el cuarto contratista principal que asume la reconstrucción del hospital Oncológico, muchas de las dificultades en obra comienzan a generarse desde antes. "Si la preparación técnica no es buena, después resulta muy difícil arreglar el trabajo por el camino; así ha sucedido aquí". En nuestro caso, señala, tenemos 75 organizaciones constructoras participando en la ejecución y hay que hacer mucho esfuerzo para poner orden y avanzar.

Además, amplía, esta inversión fue iniciada sin crearles condiciones mínimas a los constructores en los campamentos y "si a eso le unes el bajo salario en actividades como la albañilería, ¿cómo lograr entonces la permanencia de la gente? Muchos no retornan después del pase a sus provincias".

Según refiere el ingeniero holguinero Ernesto Hernández, cuando su grupo llegó a La Habana, "éramos más de 400 hombres y ahora nos cuesta trabajo mantener unos 300; los mejores se nos han ido para otras obras en la capital, buscando condiciones y salarios superiores".

Operarios como Francisco Figuerola pueden relatar interioridades del descontento. "Me fui de la obra anterior porque allí podía pasarme hasta 15 días sin trabajar en mi especialidad por falta de materiales. Me daban ocupación en segundas y terceras posiciones, pero al final el que salía perjudicado era mi bolsillo; en cosas como esas debería pensarse cuando se habla de la falta de constructores".

De acuerdo con las vivencias de los carpinteros Arturo Nodal y Roberto Rodríguez, también se crean "cuellos de botella" por descuidos en el control de calidad. Más de una vez, dice Arturo, se nos ha atrasado la colocación del falso techo porque hay que desbaratar otras cosas mal hechas.

También sucede, comenta Roberto, que avanzamos en la carpintería y luego nos mandan a echarla para atrás porque decidieron hacer cambios. "Nos pagan el trabajo las dos veces —porque el problema no es por culpa del obrero—, pero eso no quita ni el derroche de materiales ni la pérdida de tiempo".

Como regla, los incumplimientos tratan de resolverse incorporando más hombres para acelerar las ejecuciones, en detrimento de otras obras que ven mermadas sus posibilidades; esto sobredimensiona la demanda planificada de fuerza de trabajo y con frecuencia perjudica los rendimientos. En ese complicado universo, el déficit de constructores aumenta y sus consecuencias también porque puede haber financiamiento y materiales, pero sin recursos humanos suficientes y bien empleados, imposible el desarrollo de inversiones exitosas.

 

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