"Te soy sincero: no sabía bien sus características. Loipa Araújo,
que estaba en el Royal Ballet, me dijo que se reúne un panel y se
recomiendan bailarines que se hayan estrenado en un rol. Este año yo
hice Espartaco en el Bolshoi, en Londres y en la Ópera de
París y tuve muy buenas críticas. Entonces Loipa me propuso a mí y a
Fernando Alonso por su vida en el arte. Estaba con mi temporada en
el Coliseum, cuando Loipa me llama diciéndome que había ganado el
Benois. Fue impactante, porque lo dan los rusos y es un premio que
tiene ya más de diez años. Ahora estoy esperando a mayo del 2009,
cuando se hace la entrega, para ir a bailar y recoger la estatua de
bronce".
Espartaco es tu más reciente rol. ¿Cómo lo trabajaste y qué
es para ti?
"Lo trabajé con uno de los intérpretes originales, Mijail
Lavrovsky. Me hubiera gustado haberlo hecho con Vladimir Vasiliev,
pero Lavrovsky compartió el rol con él y se considera entre los
titulares. El papel es más que dar brincos y saltos, es llegar al
público. Se puede hacer de muchas maneras: en Vasiliev estaba el
héroe; Lavrovsky era un poquito más noble; y mi línea siempre fue el
sufrimiento de un pueblo, transmitir el estigma de la esclavitud,
una cualidad que hasta ese momento faltaba en el papel. Fue una
experiencia grandiosa, es un papel muy complejo desde el punto de
vista dramático. La fuerza no es un problema en mi danza; pero sí
entender qué es lo que requieren los distintos momentos: el primer
acto es el esclavo, la frustración, al final se rebela con su
ejército; el segundo es un poco más la nobleza, es el líder, los
saltos son más libres; y el tercero ya es la caída y posteriormente
llega el símbolo de Espartaco".
Últimamente te hemos visto en Romeo y Julieta,
Mayerling y Manon. ¿Cómo siendo un bailarín tan técnico
puedes desdoblarte en personajes tan diferentes entre sí y
diferentes a ti mismo como persona?
"Pienso que depende de un bailarín lo que quiere proyectar con su
arte y cómo quisiera ser recordado por el público. Para mí lo
principal es poder hacer de todo, que no me encasillen como un
bailarín técnico. Me gusta mucho actuar, transmitir emociones,
sentimientos, eso es lo más importante del arte de bailar. Hay
bailarines buenos¼ y hay artistas. Cuando
trabajo un papel trato de meterme en la psiquis de ese personaje. En
Romeo recurrí a ese primer amor, cómo yo lo experimenté, y lo
expreso mediante mi danza, tratando de sacar ese Romeo que todos
tenemos dentro. Eso lo hago con todos, con Espartaco, con Des Grieux.
O sea, quiero que no se me conozca por la destreza sino, además,
porque pude transmitir una emoción, por ser alguien que pueda
llegar, no solamente saltando, sino a lo mejor caminando o mirando,
que eso forma gran parte de nuestro arte".
El año pasado se publicó tu autobiografía No Way Home.
¿Qué acogida ha tenido y qué piensas después que ya está en la
calle?
"La acogida fue sensacional. Se publicó en el Reino Unido,
Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos, Canadá; este
otoño se va a publicar en alemán y para el año que viene
posiblemente se publique en Cuba. Me llevó diez años escribirla. De
repente se me abrió otro mundo y me sirvió de terapia. Necesitaba
escribir eso, plasmar en palabras todo ese viaje que ha sido mi
vida. Ahora estoy muy entusiasmado porque se va a publicar aquí y
puedo compartir esa experiencia con mi pueblo. Estoy trabajando
también en el guión para hacer la película, que se empezará a filmar
en noviembre o diciembre aquí en Cuba. La están produciendo la
Universal y la Pathé".
¿Qué va a pasar con Carlos Acosta cuando regrese a Londres?
"Empiezo con El lago de los cisnes y Manon en el
Royal Ballet. La BBC tiene interés de filmarme en Manon.
Después vengo al Festival Internacional de Ballet de La Habana y ya
me quedaría para filmar la película, en la cual yo también actúo,
así como mi sobrino. En el Festival me gustaría hacer el dúo de
Espartaco con la bailarina del Bolshoi, Nina Kotsova; y también
el solo Le Bourgeois, con música de Jacques Brel y
coreografía de Ben van Kuberden. Pronto va a salir el DVD de
Espartaco con el Bolshoi en la Ópera de París. Espero seguir mi
carrera y poder compartir más con Cuba, que la gente sepa lo que
estoy haciendo y que no me pierdan de vista".