QUITO.— La Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba viajó por segunda
vez a Quito, capital ecuatoriana, esta vez para participar en el
estreno de la ópera Carmen, de George Bizet, en el Teatro
Nacional Sucre.
La impronta dejada por la OSN en noviembre del 2007 entre el
público quiteño quedó resaltada en la nueva faceta de servir de
elemento instrumental en las cuatro funciones programadas para la
representación de ese título imprescindible del catálogo operístico
universal, conducida por el maestro Álvaro Manzano, relevante figura
de la música ecuatoriana cuyo arte tuvimos oportunidad de apreciar
en La Habana cuando dirigió la propia OSN en el Teatro Auditorium
Amadeo Roldán el pasado 4 de mayo y quien apuntó en una entrevista
que iba "a tener el gusto y el honor" de trabajar con la Orquesta
Sinfónica Nacional de Cuba.
La puesta de Carmen estuvo antecedida por la presentación
en la principal instalación teatral ecuatoriana de títulos como
La flauta mágica, de W. A. Mozart; La serva padrona, de
Pergolesi; Dido y Eneas, de Purcell, y La Traviata, de
Verdi.
La subida a escena de la partitura de Bizet contribuyó a culminar
un nuevo ciclo en el proceso de convertir la capital del país
sudamericano en una plaza operística de importancia en territorio
latinoamericano.
Protagonizada en sus partes vocales por la mezzosoprano
norteamericana Hannah Penn, los cantantes ecuatorianos Marlon
Valverde (Don José), Andrés Carrera (Escamillo) y otros en los
papeles secundarios, los coros del Conservatorio Mozarte, el Mixto
de la Ciudad de Quito y el Infanto-Juvenil de la Fundación Teatro
Nacional Sucre, los maestros de la Sinfónica Nacional de Cuba fueron
motivo permanente de elogio por los centenares de asistentes a las
funciones y al ensayo público que se ofreció (gratuitamente) el día
31 de julio. Sectores de la crítica especializada (aguda y
conocedora en muchos casos) coincidieron en aplaudir la disciplina
profesional y nivel artístico de los 60 maestros cubanos.
Un momento particular de esta segunda gira de la OSN a Ecuador
constituyó la invitación a actuar en la sureña ciudad de Loja. En
esa ocasión, bajo la batuta del Maestro Enrique Pérez Mesa, resultó
de indiscutible impacto el aplauso de las casi 800 personas que
colmaron el auditorio de la Universidad Técnica de Loja para
disfrutar de un programa compuesto por obras de Beethoven, G.
Giménez, P. I. Chaikovsky, E. Elgar, el ecuatoriano G. Guevara y el
cubano J. López Marín.