Sancti Spíritus lee y edita

Manuel Echevarría Gómez

SANCTI SPÍRITUS.— Una encuesta nacional del Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Juan Marinello asegura que Sancti Spíritus es una de las dos provincias del país donde más se lee.

El tiempo parece confirmar el enunciado cuando se sabe que la venta de libros en la provincia superó el pasado mes de julio en un 68% lo desembolsado el pasado año en igual periodo; indicador que registra la preferencia de los lugareños por la lectura como una opción notable en la temporada veraniega.

Paralelamente se ha venido fortaleciendo el movimiento editorial, desde que se fundara Luminaria, el sello del territorio. Contra todos los pronósticos, Sancti Spíritus se lanzó al ruedo de la producción de libros en 1991, cuando el periodo especial diezmó las editoriales en todo el país.

El sello se abrió paso con la austeridad que imponían las circunstancias; sin embargo, impuso un récord que no ha podido superar después de 17 años de existencia: logró editar 35 títulos en formatos pequeños y modestos con diversidad de temas y géneros.

La escasez de papel dio al traste con aquel entusiasmo fundacional en 1991, y ya en los años posteriores se redujo la producción a solo seis títulos en el 92 y no más de cuatro en los dos años siguientes, con un mutis total en el 95.

En 1998 ocurre la reanimación y ya en el 2000, con la llegada del equipamiento digital, que favoreció la edición de libros en todas las provincias, se facturaron 15 textos.

La editorial trabaja para cumplir con sus compromisos y dar un vuelco definitivo a su razón de ser, que además de la gestión empresarial debe garantizar la promoción y difusión de los autores dentro y fuera del territorio, para convertirse en un proyecto cultural.

Más de 80 autores de la provincia han colmado la aspiración de ver su obra impresa en papel de óptima calidad con moderna tecnología y tiradas promedio de 500 ejemplares, que pueden llegar a 1 000.

Los espirituanos agradecen hoy la posibilidad de leer la poesía de Manuel González Busto, de acceder a los ensayos de Juan Eduardo Bernal Echemendía y a la narrativa de Julio M. Llanes, por solo citar a los autores más publicados, gracias a Luminaria, una editora que aceptó el reto del periodo especial con la manga al codo y en la actualidad responde por igual a los desafíos que le impone la cultura.

 

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