|
Trinidad: 13 de agosto de 1959
Derrotada la primera gran conjura contra la
Revolución
Andrés
Zaldívar Diéguezy Pedro Etcheverry Vázquez *
El 13 de agosto de 1959, en el aeropuerto de Trinidad, antigua
provincia de Las Villas, la Revolución cubana asestó un golpe
demoledor a la conjura organizada desde República Dominicana por
antiguos militares batistianos y mercenarios a sueldo del tirano
Rafael Leónidas Trujillo. Semejante acción enemiga se haría
coincidir con un intento de ocupar unidades militares por ex
oficiales y soldados del derrocado ejército del tirano Batista en
componenda con un levantamiento contrarrevolucionario en las
montañas del centro del país, lo que trascendió posteriormente como
la llamada "Conspiración Trujillista".
 
En ambas gráficas
Fidel y Camilo en el escenario de la operación. En la segunda, el
instante en el que el Comandante en Jefe imparte instrucciones al
radista para desinformar al enemigo.
Aquella conjura formaba parte de todo un programa de acciones
subversivas del gobierno norteamericano iniciado meses antes para
liquidar la naciente revolución, como continuidad de un frustrado
esfuerzo por evitar el triunfo del Ejército Rebelde el 1ro. de enero
de 1959.
Desde 1957, los gobernantes norteamericanos maniobraron con todos
los medios a su alcance para impedir el triunfo del Movimiento 26 de
Julio liderado por Fidel Castro: maniobras electorales, intentos de
golpes de estado organizados por la CIA, manipulación de traidores
en la dirección del II Frente Nacional del Escambray (II FNE) y
otros intentos por estimular una denominada "tercera fuerza", aliada
a sus fines y capaz de sustituir al tirano Batista.(1)
En diciembre de 1958, el gobierno norteamericano comenzó a
organizar una mediación latinoamericana para intentar frenar el
triunfo revolucionario que ya se vislumbraba. El tirano Trujillo se
ofreció de inmediato para el envío de tropas a Santiago de Cuba y
Santa Clara para reforzar militarmente las fuerzas batistianas. Los
ex presidentes Arnulfo Arias de Panamá y Galo Plaza de Ecuador,
expresaron su disposición para encabezar una comisión mediadora en
nombre de la OEA y bloquear el acceso al poder del Ejército Rebelde(2).
Documentos oficiales desclasificados reconocen que para los primeros
días de enero de 1959, la División Paramilitar de la CIA tenía
planificado un abastecimiento aéreo de armas y pertrechos militares
a "disidentes" en las montañas cubanas que eran tanto "antibatistianos"
como "anticastristas".(3)
Estas acciones estaban en plena consonancia con una afirmación
del entonces Director de la CIA Allen Dulles, quien expresó en una
reunión del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos, el 23
de diciembre de 1958: "Debemos evitar la victoria de Castro"(4).
Pero estos planes fueron frustrados por la fuga de Batista en la
madrugada del 1ro. de enero y el triunfo de las fuerzas
revolucionarias.
Las
primeras acciones
Lo anterior explica la intensa actividad subversiva de Estados
Unidos a partir de entonces: refugio a criminales de guerra y
torturadores; negativa a devolver los fondos monetarios robados a la
nación; amenazas de suspensión de la cuota azucarera en el mercado
norteamericano y una feroz campaña propagandística encaminada a
aislar a Cuba de la comunidad internacional, que tomó como pretexto
la condena y ajusticiamiento de torturadores y asesinos batistianos
por los tribunales revolucionarios. Esto último contó con un
decisivo apoyo de varios agentes secretos dirigidos por la Estación
de la CIA dentro de la embajada norteamericana en La Habana.(5)
El 21 de enero, la Revolución respondió a estas campañas
difamatorias con la "Operación Verdad", una masiva concentración
popular en La Habana, bajo la dirección de Fidel y la presencia de
centenares de periodistas extranjeros de todo el mundo, en la que
nuestro pueblo respaldó abrumadoramente las medidas de justicia que
se aplicaban. No por casualidad, pocos días después, fue creada en
Nueva York la primera organización contrarrevolucionaria denominada
"La Rosa Blanca", representante del exilio batistiano, apadrinada
por la derecha norteamericana para intentar proyectar la imagen de
que los acontecimientos que sobrevendrían en la Isla eran "asuntos
entre cubanos".
El
fantasma del comunismo
En aquellos primeros meses, "el arma del anticomunismo fue
empleada a fondo para confundir a las masas cuando eran débiles
todavía políticamente" [ ] "dividir al pueblo, a las organizaciones
revolucionarias y al propio Ejército Rebelde, restar apoyo al
gobierno y alentar las corrientes reaccionarias".(6) Este fue
uno de los componentes ideológicos más agudos de esta conjura.
Para su ejecución la embajada de Estados Unidos en La Habana puso
en tensión a todos sus funcionarios, incluidos oficiales de la CIA
quienes actuaban bajo el manto diplomático, empresarios
norteamericanos residentes, periodistas de la prensa burguesa y
seudorrevolucionarios o traidores, los que fueron atraídos a la
conspiración como parte de un plan subversivo secreto de 16 puntos,
del 14 de abril de 1959, que instaba a la lucha contra el comunismo
dentro del país. Uno de sus aspectos más comprometedores señalaba
entre sus objetivos priorizados, la acción contra: "el gobierno, las
fuerzas armadas, sindicatos, prensa, escritores, radio y televisión,
partidos políticos y grupos de acción, la Iglesia Católica y los
estudiantes".(7)
Este plan es descrito en un documento desclasificado años después
por el Departamento de Estado norteamericano. Aquel despacho de la
embajada yanki coronaba un esquema dirigido a la desestabilización
interna, al intentar fortalecer el anticomunismo en los principales
sectores sociales y de gobierno en el país, lo que equivalía a
luchar contra las ideas más revolucionarias, frenar la
radicalización del proceso y desplazar a las fuerzas revolucionarias
del poder. El traidor Huber Matos, protagonista de una intentona
sediciosa meses después, fue un destacado peón de la embajada
norteamericana en aquella ofensiva anticomunista.(8)
Un resultado de este plan fue la escalada subversiva de inicios
de julio: el traidor Pedro Luis Díaz Lanz —recién destituido como
Jefe de la Fuerza Aérea Revolucionaria— salió clandestinamente del
país mediante una operación de la CIA para que rindiera testimonio
ante el Sub Comité de Seguridad Interna del Senado norteamericano,
como parte de una maniobra secreta para "denunciar" la supuesta
penetración comunista en Cuba. Asimismo, las maniobras del
presidente provisional Manuel Urrutia, quien propiciaba una crisis
institucional, recibieron una enérgica respuesta de la Dirección de
la Revolución.
Ese fue el momento —julio de 1959— escogido por el Consejo de la
OEA, para convocar a la V Reunión de Consulta de Cancilleres en
Santiago de Chile para el 12 de agosto, con la pretensión de culpar
a la Revolución cubana de "las tensiones en el Caribe". En aquella
reunión, el Canciller de la Dignidad Raúl Roa demostró una verdad
irrebatible: las verdaderas causas de inestabilidad en la región
radicaban en el subdesarrollo económico existente.
Los
componentes paramilitares de la conjura
El golpe definitivo a la Revolución consistiría en un proyectado
levantamiento armado en el centro del país, apoyado por un
desembarco, cerca de la ciudad de Trinidad, de una brigada de ex
militares batistianos y una fuerza mercenaria organizada por
Trujillo, conocida como Legión Anticomunista del Caribe.
En marzo de 1959 nuevos actores habían aparecido en la escena.
Algunos representantes de la mafia italo-norteamericana habían
propiciado la relación conspirativa entre el dictador Trujillo y
William Morgan. Aquel temprano servicio a la CIA por parte de la
mafia no resultaba nada extraño. La propia CIA reconoció años
después haber contratado los servicios de capos mafiosos para
intentar asesinar a Fidel en 1960.
William Morgan trabajaba ya activamente para la CIA, la cual lo
utilizó desde febrero de 1958, para penetrar y convertir la jefatura
del II FNE, grupo insurreccional que operaba en esta región
montañosa, en punta de lanza contra el movimiento revolucionario en
el país, lo cual no pudo lograr.
Tras varias semanas de estar conspirando, temeroso de ser
descubierto, el traidor William Morgan decidió informar al Estado
Mayor Rebelde. A partir de entonces, la Dirección revolucionaria
asumiría secretamente el control de aquellos planes. Distintos
combatientes, como el joven Manuel Cisneros Castro, mantendrían las
comunicaciones radiales de forma permanente con Trujillo; otros
compañeros del naciente Departamento de Investigaciones del Ejército
Rebelde (DIER) cumplirían importantes tareas en la penetración y
control de los complotados en Cuba.
En dos viajes realizados a Miami en abril y mayo, Morgan coordinó
los planes con el cónsul dominicano, coronel Augusto Ferrando, y con
el representante especial de Trujillo, el sacerdote Ricardo Velazco
Ordóñez. Este último viajó privadamente a Cuba en el mes de junio
para ajustar la participación en la conjura de un grupo de
representantes de la alta burguesía criolla, políticos tradicionales
y ex militares batistianos en servicio activo en esos momentos, con
fuertes vínculos con la embajada norteamericana. Al regresar de un
tercer viaje a Miami, a finales de julio, Morgan recibió en alta mar
un yate con un valioso cargamento de armas, momento en que la
Dirección de la Revolución decidió neutralizar los planes de
acciones paramilitares.
La
conjura es liquidada
El 7 de agosto fueron detenidos en La Habana, Managua y San
Antonio de los Baños los principales conspiradores dentro del país.
Al día siguiente, las operaciones se trasladaron hacia la ciudad de
Trinidad, en cuyos alrededores ya se encontraban desplegadas las
Fuerzas Tácticas de Combate del Centro, al mando del comandante
Filiberto Olivera Moya y otros grupos del II FNE leales a la
Revolución, dirigidos por el comandante Lázaro Artola Ordaz.
Lo ocurrido entonces se encuentra inscrito como una página
memorable de la lucha de nuestro pueblo contra los enemigos de la
nación, fruto de la genialidad del Comandante en Jefe Fidel Castro
en la conducción de aquel importante "juego operativo", término
conocido en el argot del arte de inteligencia: hacer creer al
enemigo que la región estaba tomada por fuerzas
contrarrevolucionarias, para lograr la ocupación del armamento y la
rápida neutralización de los mercenarios batistianos y trujillistas,
que participaran en la planeada invasión proveniente de República
Dominicana.
Fue tan perfecto el escenario operativo logrado en aquel lugar,
que resistió el 12 de agosto una inspección in situ de
Velazco Ordóñez, el enviado personal de Trujillo, quien viajó
expresamente en un avión desde el cercano país. En sus reflexiones
del pasado 4 de julio del 2008, el Comandante en Jefe Fidel
escribió: "Una compañía rebelde disfrazada de campesinos gritaba
en la pista aérea: ¡Viva Trujillo! ¡Abajo Fidel!"(9).
Las comunicaciones radiales con Ciudad Trujillo tenían como fondo
el ruido de las explosiones y los disparos de un ficticio combate
que se desarrollaba en las inmediaciones del aeropuerto de Trinidad.
Al día siguiente, el 13 de agosto, aterrizaba en la pista del
aeropuerto de Trinidad otro avión de la fuerza aérea trujillista con
once tripulantes y un cargamento adicional de pertrechos de guerra.
Seis de estos mercenarios proyectaban quedarse en el "teatro de
operaciones", en espera de la invasión. A uno de aquellos, Luis del
Pozo Jiménez, vástago de un conocido politiquero batistiano, le
correspondía en el plan "precisar" los lugares a bombardear y
definir otras misiones del grupo principal invasor. Lo acompañaba
Roberto Martín-Pérez Rodríguez, quien después de años de prisión fue
indultado por la Revolución y más tarde se convirtió en un destacado
cabecilla de la mafia terrorista de Miami. Cerca de la pista, Fidel,
Camilo Cienfuegos y otros comandantes rebeldes observaban la
operación.
Al proceder a la captura de la aeronave, se produjo un
intercambio de disparos con algunos de sus ocupantes que aún se
mantenían en su interior, perdiendo la vida los combatientes
revolucionarios Frank Hidalgo Gato, Eliope Manuel Paz Alonso y Oscar
Reytor Fajardo. El enemigo sufrió dos bajas mortales. Hubo heridos
de ambas partes.
El 14 de agosto, en una memorable comparecencia televisiva, Fidel
analizó aquella primera gran conjura. En aquella intervención
reiteró una importante idea:
"Es evidente que hay actividad contrarrevolucionaria desde el
primer momento... Lo de Trujillo es nada más que parte de una
conjura gigante contra la Revolución... que es la conjura de una
serie de intereses nacionales y extranjeros, de tipo económico, de
tipo político... "
En agosto de 1959 fue derrotada la concepción enemiga de "tercera
fuerza". El gobierno de Estados Unidos inició, a partir de entonces,
una nueva operación subversiva que culminaría también en otra
aplastante derrota en las arenas de Playa Girón el 19 de abril de
1961.
* Investigadores del
Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado.
(1)Thomas G. Patterson: Contesting Castro: the United States and
the triump of the Cuban Revolution, Oxford University Press, New
York, 1994, pp 216-219, 223-225.
(2)Department of State: Foreign Relations of United States, vol.
VI, doc. 201, pp. 289, 307, 323.
(3)Alfred T. Cox: Paramilitary activities at the Staff Level, 15
sept. 55 – 31 Dec 1961. Mencionado en Central Intelligence Agency:
Oficial History of The Bay of Pigs Operation, Volume III, Evolution
of CIA¢ s Anti Castro Policies, 1959 – January 1961, TS No. 795072,
DCI-8, December 1979.
(4)Departament of State.: ob cit. , pp 302 – 303.
(5)Archivos del MININT. Caso Ópera.
(6)Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba: Informe
central. Departamento de Orientación Revolucionaria, La habana,
1975, pp 34 – 35.
(7)Department of State: ob cit., pp. 464-465.
(8)Luis M. Buch Rodríguez y Reinaldo Suárez: Otros pasos del
Gobierno revolucionario cubano. Editora Ciencias Sociales, La
Habana, 2002, p. 100.
(9)Fidel Castro Ruz: La historia real y el desafío de los
periodistas cubanos. Cubadebate, 4 de julio de 2008. |