Escambray: una historia entre telones

El teatro debe iluminar con su particular lenguaje al ser humano y a la sociedad para asumir con conocimiento de causa el mundo en que vive y muere, (…) sin parcialidades que resbalen por su cuerpo y su alma 
                                                         Rafael González

ESTHER LILIAN GONZÁLEZ, YANET LLANES Y AYDELÍN VÁZQUEZ

La intensidad del sol veraniego hace más fatigoso el trayecto. La carretera que conduce al corazón del Guamuhaya villaclareño parece interminable. Por momentos aparecen casitas a ambos lados de la vía, huellas de la creación humana en medio del lomerío. De pronto, la robustez de una macagua en el desvío de la carretera atrapa la atención de todos. Hace mucho tiempo el árbol cedió su nombre al lugar y permanece allí para recibir a los visitantes de la sede del Grupo Teatro Escambray.

Foto: ALBERTO BORREGOFidel presenció y alentó la experiencia de Teatro Escambray. Esta foto histórica lo muestra en diálogo con Sergio Corrieri y otros fundadores del grupo, tras una representación.

Pequeñas instalaciones simulan una comunidad escondida dentro de la exuberante naturaleza. En ellas nuevas y viejas generaciones dan continuidad a una historia de casi 40 años.

HABÍA UNA VEZ, UNA MÁSCARA Y UN CAMPESINO...

En 1968 las tablas y las máscaras llegaron a las montañas de la región central para formar parte de la vida de los serranos. Un grupo de actores encabezados por Sergio Corrieri y Gilda Hernández establecían mecanismos de diálogo con públicos ajenos al movimiento teatral cubano.

Una nueva hornada de actores dan continuidad a la trayectoria del GTE.

Los dueños de las mascarillas quedaron sorprendidos con la riqueza temática proporcionada por la realidad del Escambray. La lucha contra bandidos generó serios conflictos en la estructura tradicional de la familia campesina. El surgimiento de nuevas comunidades y la creación de grandes empresas agrarias desencadenaron aceleradas transformaciones económicas y sociales en la región. A ello se sumó el movimiento espontáneo de población a las ciudades, y en otros casos su desplazamiento obligado hacia diferentes zonas del país.

En estas circunstancias la investigación socio-cultural permitió a los teatristas reflejar las problemáticas esenciales de la región en sus espectáculos. La Vitrina (1971), primer fruto de estos estudios, inició un ciclo de obras sobre las contradicciones producidas por la Reforma Agraria, la colectivización de la tierra y sus implicaciones en la población rural.

Los problemas de proselitismo de la secta Testigos de Jehová (El paraíso recobrado, 1972), de la inserción de la mujer dentro de la sociedad, el fenómeno del machismo (Ramona, 1977) y las secuelas de la lucha contra bandidos (El juicio, 1973) sustentaron también la producción dramática de esos años.

"Corrieri nunca entendió el arte como propaganda. La acción política de una obra radicaba en su capacidad para generar reflexión en los espectadores", expresa Rafael González, director general del Grupo Teatro Escambray (GTE) y miembro de ese colectivo desde 1977.

Desde el inicio, la utilización de estructuras dramáticas abiertas a la participación del público difuminó las barreras entre teatro y realidad. El riesgo asumido en la experimentación artística convirtió a la agrupación en la vanguardia teatral del momento.

Las temáticas y métodos de trabajo debieron reorientarse en los años ochenta. "El público se había modificado de una manera impresionante, los campesinos conocían la televisión y ya tenían una concepción menos ingenua del teatro", recuerda Sergio González, actor del Grupo hace 38 años.

Molinos de Viento (1984) marcó el inicio de las transformaciones. El ejercicio crítico se dirigía hacia las estructuras administrativas y políticas del país y no hacia el hombre como individuo. Los jóvenes de las escuelas de régimen interno surgidas en el Escambray eran el nuevo público. En esta misma línea aparecen Accidente (1986), Calle Cuba 80 bajo la lluvia (1988), Fabriles (1991) entre otras.

En esas obras la estructura dramática se cerró. No obstante los debates con los espectadores continuaron en los noventa. "La conexión entre el teatro y el público no ha desaparecido. Recuerdo las presentaciones de El retablillo de don Cristóbal en las escuelas primarias. Al finalizar los actores preguntaban a los niños qué les había gustado de ella. Era como una continuación de la obra, uno no veía la diferencia", rememora Silvio Baldiña, trabajador de mantenimiento del GTE.

Y SE HACE CAMINO AL ACTUAR

Mirar hacia ese pasado permite comprender la satisfacción de unos jóvenes que alejados de la vida cultural citadina hacen arte en la complicidad del monte.

Para Yosviel Viera, descendiente de aquellos campesinos representados en La Vitrina, la actuación es un permanente encuentro con sus antepasados.

"Es una suerte para mí estar en este grupo, no solo por la relación histórica que tiene con mi pueblo, sino desde el punto de vista profesional. Uno viene de la academia con algunos conocimientos teóricos, pero la práctica te convierte en un verdadero actor. "

El GTE se destacó desde sus inicios por la formación de excelentes actores para la escena cubana. Oliver Rodríguez, antiguo jardinero del campamento, se enorgullece de haber conocido a artistas como Corrieri, Gilda Hernández, Fernando Hechevarría, Jorge Alí. "Todos ellos pasaron por La Macagua. "

Desde los últimos años el Grupo asume la formación y graduación de jóvenes provenientes de la Escuela Profesional de Arte de Villa Clara. Muchos se integran al colectivo de forma permanente.

"Vivir juntos por 24 días cada mes proporciona un alto nivel de compenetración. Esto nos permite criticar mutuamente nuestras actuaciones. A veces se crean debates muy fuertes, cada uno trata de aprender algo nuevo para imprimirlo a su personaje", explica Ernesto Díaz, actor.

Las ansias de actuar de estos muchachos exige un constante trabajo autoral. Acudir a los textos de dramaturgos extranjeros es una alternativa de los últimos años y contribuye al enriquecimiento del repertorio y la preparación profesional. También se adaptan narraciones de autores nacionales al ámbito teatral como She loves you, yeah, yeah, yeah (2006), presentada en el pasado Mayo Teatral de Casa de las Américas, donde el colectivo recibió el Premio Gallo de La Habana.

A lo largo de su existencia el GTE ha creado su propio público dentro y fuera de la Isla. Pero sin duda, hay un vínculo especial con los habitantes de La Macagua.

"A nosotros se nos ha metido el teatro bien adentro. Cuando tenemos un tiempo nos escapamos para ver un pedacito de los ensayos", dice emocionada Doris Milián, trabajadora de servicios y vecina del campamento.

La Macagua se aferra hoy a las montañas en un intento por preservar 40 años de historia teatral. "Actuamos en estas condiciones con la esperanza de que el público valorará nuestro trabajo", afirma Saúl Rojas, actor.

CUANDO LA MACAGUA CRUJE

A finales del 2006 el GTE comunicó a la Dirección Provincial de Villa Clara la preocupación por el deterioro avanzado de sus instalaciones, especialmente el teatro.

"Desde el 2007 se aprobó el presupuesto para la edificación del nuevo teatro, pero la falta de un proyecto ejecutivo impidió comenzar la obra ese año. En febrero del 2008 se presentó el mismo a la brigada encargada de la preparación del terreno, sin embargo su construcción no se ha iniciado", explica Orisbel Rodríguez, director administrativo del campamento.

El programa de celebración para el aniversario 40 de la agrupación incluye la sustitución de todos los techos de madera de la sede, afectados por el comején con viguetas y losetas y la colocación de puertas y ventanas de aluminio.

"En la última reunión efectuada hace dos meses en Manicaragua el Gobierno Provincial aseguró que la materia prima faltante para la confección de estos componentes se resolvería. Sin embargo, las empresas encargadas de la tarea aún esperan por los recursos necesarios", añade Orisbel.

Es necesario que los telones abiertos hace cuatro décadas no se cierren. La macagua sigue ahí, testigo del matrimonio contraído una vez entre máscaras y campesinos.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir