Gaviotas ferroviarias no descansan en verano

Esfuerzos de trabajadores ferroviarios por mantener un servicio de excelencia, con un parque de equipos envejecidos

Ortelio González Martínez

MORÓN, Ciego de Ávila.— Más de un millón de kilómetros recorridos en 30 años es la carta de presentación de Silvio Adán López, un hombre predestinado a mirar de lejos el cansancio, pese a los casi 59 años que acumula la bitácora de su vida.

Amable Salvador (derecha) y su ayudante sacan la telera de seguridad en el rodamiento de un coche-motor.

Anda encima de una Gaviota, no por mares, ni detrás de grandes buques, sino por las líneas férreas de Cuba, como maquinista de uno de esos coches-motores, a decir de los pasajeros, los medios ferroviarios más exactos en el cumplimiento de los itinerarios.

Cuando en muchos lugares las personas disfrutan del descanso en este agosto caluroso, los trabajadores de los talleres de coches-motores, en Morón, levantan el vuelo del esfuerzo para alistar los Alstom DM-11, unos equipos que andan a toda marcha por los rieles de la eficiencia.

Silvio: más de un millón de kilómetros recorridos sin accidentes en la vía.

Bautizadas por el cubano ingenioso como Gaviotas, por su similitud en rapidez y hasta en el "físico" con el ave voladora, estos coches, junto a sus hombres de garantía (conductores, maquinistas, mecánicos, ferromosas, bufeteros... ) tienen el compromiso de no dejarse vencer por las dificultades para prestar el mejor servicio, más en esta época del año, cuando aumenta el número de viajeros.

Los equipos, adquiridos en España en el 2003, están basificados en Morón, recorren cientos de kilómetros en cada viaje: Morón-Ciudad de la Habana-Camagüey-Morón, aunque en ocasiones cubren itinerario desde la capital del país hasta Santiago de Cuba y viceversa.

Gaviota lista para emprender viaje.

NO HAY ALGO MÁS LINDO...

Raúl Cervantes Torres, conductor con 31 años de experiencia, habla en lenguaje ferroviario: "No hay algo más lindo que dos trenes rodando a su hora, que se crucen en el mismo lugar, como hacemos nosotros la mayoría de las veces. Cuando el 23 entra a la estación de Aguacate, en La Habana, entonces el 24, que transita en sentido contrario y también es de nosotros, está tranquilito en el chucho, en espera para dar vía".

En ese sincronismo elegante, logrado únicamente por los coches-motores gaviotas y los budd, según atestiguan viajeros y algunos trabajadores de los ferrocarriles en intercambio con el periodista, va el esfuerzo de muchas personas e intervienen innumerables factores: el estado técnico de los equipos y las vías, las formas de organización del trabajo, el esfuerzo cotidiano, todo para que haya menos itinerarios incumplidos.

"Rodar sin pesimismo", interviene Jorge González Dueñas, un conductor con 37 años en el oficio. Dueñas, como lo conocen, defiende la dignidad de los ferroviarios de la misma manera que lo hizo en Cassinga, el 4 de mayo de 1978, cuando fuerzas cubanas se enfrentaron y vencieron a los sudafricanos en unas de las batallas más cruentas en Angola.

"Es cierto que hemos sido muy cuestionados. Cuando el derrumbe del campo socialista, junto con la falta de recursos vino cierto relajamiento de la disciplina y, entonces, pagamos justos por pecadores, algo con lo que jamás he estado de acuerdo. Existen en el sector trabajadores con mucha vergüenza. Y lo demostramos con acciones cotidianas. Vaya al taller y pregunte".

"Entre los más sacrificados están los mecánicos, quienes tienen el don de ingeniárselas cada vez que entra un equipo y deben devolverlo al servicio lo más rápido posible".

Pese a ello, el colectivo de estos talleres ferroviarios anda preocupado. A los esfuerzos sin límites se contraponen la falta de recursos y piezas de repuesto.

Aunque Granma no tuvo acceso a la cantidad de pasajeros transportados, al serle imposible contactar con la máxima dirección de los coches-motores, en Ciudad de la Habana, Luis Alberto Ruiz Pina, representante de esa institución en Morón, asevera que la cifra disminuye y corren el riesgo de que el próximo año continúe el descenso.

Y ejemplifica: "De las 16 Gaviotas, tenemos solo siete en explotación y de los cuatro budd, sobrevive solo uno, que por estos días entró al taller. No obstante, con lo que tenemos cumplimos el itinerario en más del 85%".

La cuestión es más difícil de lo que muchos piensan. La ingeniera mecánica Meisling Hernández Real, una de las pocas jefas de talleres de trenes en el país, en tono jocoso y, a la vez, preocupante, comenta que las Gaviotas comienzan a llevarse mal. "Estas suelen andar acopladas en parejas y hasta pueden transitar en tríos. Sin embargo, las roturas en las tarjetas electrónicas impiden la unión. De aumentar el deterioro, deberán andar separadas, con el consiguiente incremento del gasto de combustible y la disminución de la capacidad de transportación de pasajeros, ¡y ojalá no dejen de funcionar las que tienen que ver con la habilitación de las cabinas! Si ello sucediera, el coche quedaría inhabilitado totalmente".

Andrés Bullín Sosa, electricista, tiene malos presagios: "Las Gaviotas poseen un sistema electrónico complicado. Las tarjetas cuestan hasta cinco mil dólares en el mercado internacional y, de no poder adquirirlas, la solución más viable sería el cambio del sistema electrónico a eléctrico, algo sumamente difícil, pero posible.

"Propusimos a la Empresa Nacional de Talleres Ferroviario (ETAF) de Camagüey, a la cual pertenecemos, someter a esa innovación a uno de los coches DM-11, a modo de prueba. no hemos recibido respuesta y las tarjetas siguen deteriorándose."

—¿Existe la posibilidad de que el cambio sea factible?

—No será igual a como vinieron de fábrica, pero yo le auguro el éxito en más de un 95%.

—¿Y si falla en el intento y saca de circulación a uno de esos equipos?

—Aseguro que no lo saco de circulación, más bien, lo entro.

LOS CARRILES DE LA VERGÜENZA

Y para que siga siendo lindo lo del cruce a la misma hora y en el mismo lugar, es de suma importancia la labor de mecánicos como Amable Salvador González, con 38 años de trabajo, y de su ayudante Ariel Pequeño Pérez. A ambos los sorprendimos mientras sacaban la telera de seguridad en la caja de rodamiento del truck de un coche. "Este volverá a la vía", asegura Amable.

Él solo es parte de un colectivo de esfuerzo cotidiano. Si no, de qué manera hubieran sido posibles innovaciones como la modificación de los brazos de sujeción de las cajas matrices; la fabricación de calzos para los siling Block, que mejora la amortiguación; la protección contra velocidades superiores a 100 kilómetros por hora; las modificaciones en los circuitos de arranque, de carga de baterías, de tracción, en el aire acondicinado... Todo, y mucho más, lo hacen hombres y mujeres que se resisten a descarrilar la vergüenza.

 

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