"Échele una mano al Paraguay" fue la petición y no se negó. Así
irrumpe en el escenario político del pequeño país del cono sur, uno
de los más pobres de América Latina, y decide dejar a un lado el
púlpito para servir a su pueblo de otro modo.
Su participación en las manifestaciones de mediados del 2006,
contra la decisión del presidente Nicanor Duarte Frutos de obtener
la titularidad del gobernante Partido Colorado, fue un suceso que
conmocionó la vida nacional y agitó la entrada del hoy ex obispo de
56 años en el escenario paraguayo. Más que el cuestionamiento al
presidente de la República, lo que afloró fue la inconformidad ante
el sistema de cosas imperante.
Se abrieron paso la coalición Resistencia Ciudadana, el
movimiento campesino Tekojojá y el Bloque Popular y Social,
antecedentes directos de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC).
En ese instante muchos ni creían en la posibilidad de que fuera
postulado y menos que ganara la presidencia del Paraguay; incluso
hubo quienes quisieron impedir su avance, utilizando como bandera la
letra de la Constitución, porque era un "hombre de la Iglesia".
Sin embargo, los pronósticos fallaron. En un hecho sin duda
inédito en la historia de esta nación sudamericana, donde el
predominio del Partido Colorado había instituido un control del
poder por más de seis décadas, Lugo, con una concertación de fuerzas
cristalizadas en la APC, se llevó el triunfo en los comicios del 20
de abril pasado.
Si difícil resultó el camino para llegar hasta este punto, mayor
y más complejo será lo que se le presente en el futuro al nuevo
mandatario; aún las consecuencias de más de tres décadas de
dictadura militar son una sombra que afecta a la sociedad paraguaya.
En el orden externo, el contexto en que asume Lugo es de auge
para América Latina. Los esquemas integracionistas, de cooperación
regional, pueden ser un elemento decisivo para darle a Paraguay un
respiro en el orden económico y abrir el sendero para canalizar
apremiantes necesidades de la población del país.
Por lo pronto, se descorre una etapa esperanzadora para Paraguay.
En una entrevista publicada este 14 de agosto en el diario Última
Hora, aseguró que se presenta la "oportunidad única de hacer mejor
las cosas". El desafío está en que pueda mantener su capacidad de
concertación, la autoridad moral y la sensibilidad social y
política, para intentar impulsar los cambios por los que claman las
grandes mayorías.