Con su participación hoy en una
cumbre regional anti-drogas en Colombia, Venezuela ratifica su
compromiso de lucha contra el flagelo que afecta al país pese a no
ser productor ni gran consumidor.
Venezuela tiene más de dos mil 200 kilómetros de frontera con
Colombia, utilizados por narcotraficantes para traer sustancias
ilegales a su territorio, como puente para llevarlas a los grandes
mercados de Estados Unidos y Europa.
El enfrentamiento al flagelo lleva a la nación suramericana a ser
considerada por la Organización de Naciones Unidas como la tercera
en América del Sur por la cantidad de incautaciones.
Durante el primer semestre del año fueron decomisadas 28
toneladas de droga y detenidas tres mil 467 personas, mientras en
2007 se ocuparon 57,5 toneladas interceptadas camino a los mercados
que funcionan como locomotora del negocio ilegal.
Pese a que el país es víctima del fenómeno, las autoridades
venezolanas denuncian la utilización con fines políticos del tema,
con las acusaciones de Estados Unidos de falta de cooperación en la
lucha contra el narcotráfico.
Desde 2006 el gobierno del presidente Hugo Chávez interrumpió la
cooperación con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, al
comprobar que sus agentes estaban violando las leyes nacionales e
incluso realizando espionaje telefónico.
Al confirmar su presencia en la cumbre, Chávez aclaró que aunque
inicialmente se había designado una delegación, decidió participar
personalmente por tratarse de un tema de vital importancia y la
insistencia de los gobiernos de Colombia y otros países.
Asimismo, expresó que el mercado de las drogas es un flagelo del
capitalismo y son las grandes potencias como Estados Unidos y Europa
los mayores consumidores.
Igualmente dejó abierta la posibilidad de retomar la cooperación
en la lucha antidrogas con Estados Unidos y aclaró que su gobierno
se prepara para abordar también otros temas con el nuevo presidente
que se elija en noviembre en esa nación.
Ojalá precisó- haya un cambio radical en la manera en que Estados
Unidos dirija sus políticas multilaterales con los países
latinoamericanos y reconozca la legitimidad de sus líderes y coopere
de una forma más eficiente.